
Es evidente que si desde el VAR se recomienda la revisión de una jugada que el árbitro ha entendido como falta merecedora de tarjeta amarilla es porque al de la pantalla le ha parecido roja.
Es evidente que si desde el VAR se recomienda la revisión de una jugada que el árbitro ha entendido como penalti es porque al de la pantalla no se lo ha parecido.
Y por eso mismo, porque es evidente, no hace falta que desde el VAR se intente condicionar la decisión del compañero de formas tan chuscas (y con un vocabulario tan pobre) como las de Martínez Munuera o Figueroa Vázquez en los últimos días.
«José, vente a verla. José, escucha, vente a verla porque tiene… Hay unos tacos totalmente en el gemelo, pierna extendida, llega muy tarde, tío: vente a verla«, desarrolla el primero tras una infracción de Azpilicueta sobre Raphinha en los primeros minutos del Atlético-Barça de Copa.
«Te recomiendo que vengas a ver la jugada para que no sea penalti«, suelta directamente el segundo tras la acción de Tárrega sobre Mbappé durante el Real Madrid-Valencia del pasado sábado.
Un secreto, compañeros del silbato y la tecnología: os estamos escuchando. Convendría por lo menos guardar las formas…
Pero es que además aquello se convirtió en un ‘no me chilles que no te veo’, aquella mítica película con Richard Pryor en el papel del ciego y Gene Wilder en el del sordo, porque Munuera Montero y Cuadra Fernández, respectivamente, decidieron tras las pertinentes revisiones fumarse un puro con los ‘consejos’ de sus compañeros. Hasta ahora llamada del VAR equivalía directamente a rectificación, contadísimas excepciones para la regla, pero hete aquí que en apenas cuatro fechas, del día miércoles al día sábado, que diría Pellegrini, se vivieron dos episodios consecutivos. Efectivamente, más allá de la consideración que merezca cada jugada a nivel individual, que usted tendrá su opinión y el que perpetra estas líneas la suya, en ninguno de los dos casos se trataba del «error claro, obvio y manifiesto» al que alude el propio protocolo del VAR. Porque el sustantivo no vale por sí mismo, necesita los tres adjetivos.
Abundando en los diálogos que luego se hacen públicos, y precisamente porque luego se hacen públicos, tampoco es de recibo la respuesta de Cuadra: si se refiere a «Kylian», como hace, tendrá que referirse a César; si se refiere al «jugador» del Valencia, como hace, tendrá que referirse al jugador del Madrid. Es lamentable la familiaridad con uno y la formalidad con otro. Es vergonzosa (y posiblemente reveladora) la diferencia de trato.
Como al fútbol no hay quien lo entienda, los equipos que hubieran resultado beneficiados dándose por buenas las sugerencias de la sala, Barcelona y Valencia, terminaron ganando los partidos sin necesidad de ello.
Y hablando de ganar, si a fuerza de que no se hagan caso entre ellos terminan reduciéndose (incluso eliminándose) las intervenciones del VAR… eso que ganaremos todos.