Oviedo vive una fiesta inolvidable. La ciudad entera se ha volcado para celebrar el ansiado regreso de su equipo a Primera división, 24 años después de su último partido en la élite. Las calles se tiñeron de azul desde primera hora, con miles de aficionados coreando himnos, ondeando bufandas y compartiendo lágrimas de emoción. El ascenso no sólo es un logro deportivo: es una reivindicación de identidad, de orgullo y de resistencia para un club que estuvo al borde de la desaparición y que hoy vuelve a codearse con los grandes del fútbol español.
No vale con subir a Primera, ahora hay que mantenerse. Todos unidos. Es impagable lo que me dais. Soy y seré oviedista por siempre, y eso no lo va a cambiar nadie
La celebración se ha extendido a diferentes puntos de la ciudad. Un ambiente absolutamente mágico envolvió al autobús de los jugadores, que no pudieron contener la emoción al reencontrarse con una afición que nunca dejó de creer. Desde allí, una rúa recorrió las calles principales de Oviedo, con el autobús descapotable rodeado de una marea azul que no dejaba de aplaudir, gritar y agradecer.
La rúa del Oviedo junto a sus aficionados
Este hito también ha tenido un profundo impacto emocional en varias generaciones de oviedistas. Muchos que vivieron el último descenso en 2001 ahora celebran con sus hijos un regreso que parecía imposible años atrás. Ahora, muchos niños vivirán lo que escucharon contar a sus abuelos, padres… Y es que verán jugar a los Primeras sobre el verde del Carlos Tartiere.
Es un orgullo estar en este balcón con todos ustedes. El sentimiento de pertenencia y la unión que hemos logrado es una cosa única. Gracias a todos
El Real Oviedo, con una historia cargada de altibajos, demuestra que los sueños se cumplen con trabajo, paciencia y fidelidad. Hoy, más que nunca, el orgullo carbayón está más vivo que nunca y la ciudad entera late al ritmo de un equipo que ha devuelto la ilusión a todo un pueblo.
Y es que la fiesta del Oviedo no parece tener fin. Bajo el lema «Yo no abandoné al Real Oviedo en su camino hacia Primera», afición y plantilla se unieron, si cabe más que nunca, por todas las calles de la capital del Principado. Si el sábado la fiesta acabó de madrugada, el domingo nadie se quiso perder una celebración que esperaban desde hace 24 años.
Cazorla tendrá una plaza
A las 17.16 horas comenzó el recorrido del autobús del Oviedo por las calles hasta llegar al Ayuntamiento (18.32 horas) para ser recibidos por la Corporación Municipal. Centenares de chavales siguieron la ruta del autobús de los suyos. Todo era alegría. «No vale con subir a Primera, ahora hay que mantenerse. Todos unidos. Es impagable lo que me dais. Soy y seré oviedista por siempre, y eso no lo va a cambiar nadie». Fueron las palabras de Santi Cazorla desde el balcón del Consistorio ante el delirio de miles de aficionados que se dieron cita en la Plaza del Ayuntamiento.
Cuando se consiguen los objetivos es porque el grupo humano que hay detrás es impresionante. Gracias a ellos hoy estamos en Primera
Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo, fue abucheado por las más de 5.000 personas que se dieron cita en la Plaza. Cazorla tuvo que lidiar la situación y pedir que le dejasen hablar. Y es que ningún oviedista olvida que el ahora alcalde apostó en 2003 por el Astur Club de Fútbol. Luego propuso que la Plaza América, donde se celebran los éxitos del club, pase a llevar el nombre de Santi Cazorla.
Mientras que Paunovic, muy emocionado, habló a su gente mientras coreaban su nombre: «Es un orgullo estar en este balcón con todos ustedes. El sentimiento de pertenencia y la unión que hemos logrado es una cosa única. Gracias a todos». En la plaza se entonó aquello de «Veljko quédateeee, Veljko quédateeee…».
El presidente del Principado, Adrián Barbón, y la consejera de Cultura y Deporte, Vanessa Gutiérrez, también recibieron a la expedición azul.
“Gracias por haberme acogido en esta maravillosa ciudad desde el primer día, me siento un asturiano más. Mi padre y mi abuelo estarían orgullosos de haber conseguido esto
Los primeros fuegos artificiales y bengalas de color azul siguen mezclándose con la canción ‘Volveremos’ de Melendi, mientras que los jugadores iban abandonando el Ayuntamiento para desplazarse al escenario instalado para esta ocasión en la conocida Calle Uría. Allí, otro baño de masas de los ovetenses con sus gentes. Locura generalizada.
El presidente Martín Peláez alucinaba con todo. «Gracias por haberme acogido en esta maravillosa ciudad desde el primer día, me siento un asturiano más. Mi padre y mi abuelo estarían orgullosos de haber conseguido esto», dijo bastante emocionado.
Según los datos de la Policía Nacional, unas 25.000 personas se dieron cita en la Plaza de la Escandalera para ver a sus ídolos. El Oviedo ha vuelto.