El fútbol es un termómetro que muestra la salud de una sociedad que parece ser más ejemplar domingo tras domingo. El comportamiento indeseado de algunos debe ser repudiado por los de alrededor. Conceptos teóricos que cada vez más se llevan a la práctica, no sólo en los grandes escenarios, sino principalmente al otro lado de las vallas de los campos de fútbol donde juegan lo más pequeños. Ahí es donde los familiares disfrutan con los primeros pasos de los suyos, pero donde las pasiones deben tener el límite innegociable del respeto.
Adrián González Morales, exfutbolista profesional, pertenece a una generación donde la protección a la infancia o la palabra ‘acoso’ apenas se planteaba. Una generación de niños que ha vivido el insulto desde el lateral del terreno de juego como algo habitual. Daba igual la edad que tuvieras. Y si le añades tu procedencia, quién es tu padre, la práctica de tu deporte favorito se puede convertir en una pesadilla con la que aprendes a convivir, en silencio, generando mecanismos de protección a una edad que no toca.
Adrián tiene un apellido famoso. Míchel, el mítico ‘8’ del Real Madrid, es su padre, y a mucha honra. Ahora, desde su posición en el cuerpo técnico del Al-Qadsiah en Arabia, Adrián atiende a MARCA y comparte su experiencia vital de ‘ser hijo de’, un hecho no elegido y que le ha traído más complicaciones que beneficios en su etapa como futbolista. Sus reflexiones, y seguro que se calla mucho por su carácter reservado, deben servir para hacer examen de conciencia a todos aquellos que tienen la tentación de liberar sus frustraciones en las espaldas de pequeños futbolistas, y más por la gratuidad de ser hijos de quien son.
Adrián González, ahora asistente técnico de Al-Qadsiah, ha sido futbolista profesional hasta junio de 2022, cuando colgó las botas en el Fuenlabrada, de Segunda división. Antes, Adrián, criado en la cantera de ‘La Fábrica’, desarrolló su carrera sobre el césped en equipos como Getafe, Racing de Santander, Eibar, Rayo Vallecano, Zaragoza y Málaga, entre otros. En este momento, afronta con ilusión su carrera en los banquillos, algo que tenía claro desde hace tiempo. Quien le conoce bien dice de él que es «un apasionado» del fútbol y, sin duda, con inicios como el suyo, es algo de mérito.
Pregunta. Ha pasado en muy en poco tiempo de ser futbolista a pertenecer a un cuerpo técnico. Parece muy rápida esa transición.
Respuesta. Tuve la suerte de tener esa transición ya el año pasado y casi de seguido, formando parte del cuerpo técnico en el Olympiacos (en mayo de 2022 jugó su último partido profesional y en septiembre del mismo año ya estaba en un banquillo en Grecia). He vivido más el ‘duelo’ de dejar de ser jugador en los cinco meses que hemos estado sin trabajar. Ahí es donde lo he sentido más. No me había dado tiempo a asimilarlo por ir tan rápido a Grecia, pero en esos últimos meses hasta llegar a Qadsiah es donde te das cuenta.
He vivido más el ‘duelo’ de dejar de ser jugador en los cinco meses que hemos estado sin trabajar, ahí es donde lo he sentido más
P. Entiendo que aún echa de menos ser futbolista.
R. Es lo que te digo. No me dio mucho tiempo a pensarlo en su momento. Tenía claro que lo quería dejar y cuál era mi siguiente paso, pero es verdad que hay una especie de ‘duelo’, de pensar en muchas cosas, que me ha tocado vivirlo casi con un año de retraso.
Me retiré porque ni me estaba divirtiendo ni estaba disfrutando de la profesión como debería hacerlo
P. Con las carreras tan longevas que hay ahora en el fútbol, ¿por qué su decisión de colgar las botas con 34 años?
R. Ya llevaba año y medio o dos preparándome para este paso, y también me empujó que a nivel físico no me estaba encontrando como me gustaría para competir a nivel profesional. Empezaba a tener más problemas de los que anteriormente podría haber sufrido, a pesar de cuidarme mucho. Pero al final viene porque tienen que venir y ni me estaba divirtiendo ni estaba disfrutando de la profesión como debería hacerlo. Eso me ayudó a una decisión que quería tomar yo mismo y no dejar el fútbol de cualquier forma.
¿’Ser hijo de’? Hubo un punto en el que me di cuenta de que no sólo los de fuera intentaban compararme con Míchel, sino que yo mismo intentaba ser igual de bueno que él
P. Acábeme la frase: ‘ser hijo de’ y estar en la misma profesión que tu padre es…
R. Diferente, sería la palabra. Al inicio, cuando era más joven, siempre he reconocido que me ha costado mucho más. Obviamente me faltaba la madurez que luego adquirí y sí que es verdad que hubo un punto en el que me di cuenta de que no sólo los de fuera intentaban compararme con Míchel, sino que yo mismo intentaba compararme o ser igual de bueno que él. Pero era muy difícil. Ni yo ni otros muchos jugadores iban a llegar a ser Míchel. Estamos hablando de uno de los jugadores más importantes de la historia del Real Madrid y de la historia del fútbol español. Es difícil igualar eso. Es verdad que a medida que maduraba fui creando una personalidad mucho más marcada y eso me ayudó a superar las distintas situaciones que se iban dando en el entorno o alrededor del fútbol con esa cuestión.
P. Una situación compleja que no sé si en algún momento llegó a trascender el apartado familiar. ¿Cómo se gestionaba?
R. En el tema familiar nunca fue un problema. Nunca me han empujado a que fuese futbolista, me dejaron que eligiera y así lo hice. En el plano más externo, obviamente la gente intenta compararte, intenta hacerte de menos. Pero sólo puedo estar orgulloso de la carrera deportiva que he tenido. Cuando era más joven siempre me planteaba jugar al menos en algún momento en Primera y creo que mi carrera ha sido más que un sueño, más de lo que pensaba que podía alcanzar cuando empezaba.
La gente intenta compararte, intenta hacerte de menos, pero sólo puedo estar orgulloso de la carrera que he tenido porque ha sido más que un sueño
P. ¿En algún momento se ha sentido maltratado o le han insultado en los campos de fútbol por ser quien era?
R. Sí, posiblemente, pero hay que intentar aislarse de ello. Por suerte, por decirlo de algún modo, ya siendo muy pequeño viví situaciones muy desagradables en los campos de fútbol a los que iba. Recibir insultos o cosas parecidas de personas adultas desde la valla teniendo 12 ó 14 años me llevó a generar en mí una especie de caparazón, así que cuando te lo hacen a una edad mucho más adulta todo eso que se generaba alrededor lo consideraba prácticamente inexistente para mí. Ahora que soy padre lo pienso y eran cosas increíbles.
Ya siendo muy pequeño viví situaciones muy desagradables en los campos de fútbol. Recibir insultos de personas adultas desde la valla teniendo 12 ó 14 años… Ahora que soy padre lo pienso y eran cosas increíbles
P. Habla de un escudo de protección. ¿Esta circunstancia le llegó a generar ansiedad o angustia a la hora de jugar?
R. No, porque ese caparazón lo empecé a construir desde una edad muy temprana. Quizás esa inmadurez y vivirlo todo con los ojos y la mente de un niño ayuda a generar eso de forma natural. Pero cuando eres más adulto y piensas en lo que has vivido anteriormente (ladea el gesto)… No son situaciones agradables, la verdad. Son situaciones que no deberían vivir ningún niño. No quiero decir que fuera todos los fines de semana, pero ya sólo que un niño pueda vivir eso de parte de un adulto, es algo que no debería de pasar nunca.
No quiero decir que fuera todos los fines de semana, pero ya sólo que un niño pueda vivir eso de parte de un adulto, es algo que no debería de pasar nunca
P. Esa es la parte difícil del Adrián futbolista y, sin duda, muy compleja. Pero imagino que antes, en el cole, ser hijo de una leyenda del fútbol generaría mucha expectación, aunque usted viviera con naturalidad su niñez correteando por la antigua Ciudad Deportiva, como le he visto.
R. Me encantaba ir a los entrenamientos en la antigua Ciudad Deportiva, me encantaba estar alrededor de los jugadores dentro del vestuario. La verdad es que guardo grandes recuerdos porque, claro, yo me he ido haciendo mayor y me he ido encontrando con todos esos jugadores que compartían vestuario con Míchel y todos me han visto crecer. Tengo el recuerdo de ir al Bernabéu y sentarnos cerca del corner del Fondo sur, que era donde se sentaban antiguamente los familiares. Cuando Míchel sacaba ahí un córner, nos saludaba. Y en el cole, pues a muchos compañeros les gustaba el fútbol y eran del Real Madrid y, claro, estábamos hablando de la importancia de un jugador como Míchel. Pero que a mí todo eso me parecía normal porque era lo que veía en casa todos los días.
Me encantaba ir a los entrenamientos en la antigua Ciudad Deportiva y estar alrededor de los jugadores dentro del vestuario
P. No sé si tan normal como para no hablar de fútbol en las comidas.
R. Nada, nada (risas). No hablar de fútbol en mi casa es imposible. Desconectar es imposible muchas veces.
Hay muchas situaciones por las que yo pasé que mi padre vivió, pero hay otras muchas por las que yo he pasado que él no va a poder vivir
P. Sin duda, pese a la parte negativa, lo que queda claro es que en casa ha habido un aprendizaje vital al alcance de muy pocos.
R. Hay muchas situaciones por las que yo pasé que mi padre vivió. Hay otras muchas por las que yo he pasado que él no va a poder vivir. Pero de todo se aprende y no sólo de aquellas situaciones que él ha resuelto de forma positiva y durante mi carrera me podrían valer, también me han servido situaciones en las que él no ha estado bien o no las solucionó bien y que a mí me han servido para coger la otra dirección.
Cuando mi padre me dijo que dejaba el Madrid, nos pasamos la tarde de ese día en la habitación llorando. ‘Esto es como el colegio. Llega un momento en el que te haces mayor y tienes que dejar de ir’, me dijo
P. ¿Con qué recuerdo se queda de esa niñez al lado de su padre futbolista?
R. Hay una cosa que me quedó muy, muy marcada y que para mí fue dramático. Míchel había decidido dejar el Real Madrid, pero yo no lo sabía. Llegué del colegio, vino a mi habitación y me dijo: ‘Te tengo que decir una cosa’. Me comentó algo parecido a lo que dijo en su rueda de prensa de despedida: ‘Esto es como el colegio. Llega un momento en el que te haces mayor y tienes que dejar de ir». Y claro, yo me había criado toda mi vida con Míchel como jugador del Real Madrid y para mí eso era como que tenía que ser para toda la vida, no lo acababa de entender. Recuerdo que nos pasamos buena parte de la tarde de ese día en la habitación llorando.
P. Del Adrián jugador pasamos al Adrián entrenador. Ahora en el reciente proyecto que ha iniciado junto a Michel en Arabia con Al-Qadsiah.
R. Dentro de esa transición primero pondría la etapa vivida en un club tan grande como Olympiacos. Más allá de estar preparándome, tener la experiencia de esos meses ha supuesto un aprendizaje muy intenso. Y ahora, tras el contacto de Carlos Antón, que está aquí como Director Deportivo, se nos ofreció la posibilidad de venir a un club que quiere crecer, hacerlo de forma sostenible, con muchas posibilidades, y la verdad que esas fueron las razones principales para decidirnos a venir a este proyecto.
Se nos ofreció la posibilidad de venir a un club que quiere crecer, hacerlo de forma sostenible, con muchas posibilidades y la verdad que esas fueron las razones principales para decidirnos a venir a este proyecto del Al-Qadsiah
P. ¿Cómo están siendo estas primeras semanas allí?
R. La verdad es que desde el primer momento teníamos muy buenas referencias del club, de la ciudad, del propio país, pero lo que nos hemos encontrado al llegar ha sido mucho más positivo.
P. Desde Europa a veces podemos tener el prejuicio de que vais a un fútbol poco profesionalizado, más exótico que competitivo.
R. La verdad es que ahora mismo el país está creciendo bien y rápido y el fútbol es uno de esos aspectos. Están invirtiendo por el desarrollo del fútbol, no sólo en plantillas, sino en infraestructuras, quieren ponerse a la cabeza de las grandes ligas. Ahora en el 2027 celebrarán la Copa de Asia, que vendrá a ser una toma de contacto para el futuro Mundial del 2034. Ahora se está disputando el Mundial de Clubes en Jeddah, viene otra vez la Supercopa de España. Es sin duda un país bastante futbolero. Y el resto de cosas con las que nos hemos encontrado son una grata sorpresa. La gente aquí es muy muy amable, vivimos fenomenal y la verdad es que sólo tenemos buenas palabras.
La verdad es que desde el primer momento teníamos muy buenas referencias del club, de la ciudad, del propio país, pero lo que nos hemos encontrado al llegar ha sido mucho más positivo
P. ¿Recomienda Arabia como oportunidad profesional?
R. Por supuesto. Sin duda, la gente va a venir. Aquí también quieren que se convierta en un destino turístico importante y tienen la capacidad para conseguirlo y están en toda esa construcción. Hay que invitar a que la gente venga a Arabia, se está bien y se trabaja fenomenal.
P. Lo que imagino que variarán serán las rutinas a nivel deportivo, comparadas con las de Europa.
R. No sólo hay que tener en cuenta el tema del calor sino que culturalmente aquí su actividad se desarrolla más en horario de tarde. Es verdad que ahora mismo las temperaturas no son tan extremas como las que te puedes encontrar en verano, pero es verdad que ya están acostumbrados. Sí que vamos a la inversa de lo que sucede en Europa. Entrenamos por la tarde, a eso de las 17:00h y nosotros llegamos por la mañana al club, junto con algunos jugadores que vienen a hacer trabajo adicional de gimnasio. Aprovechamos para trabajar y preparar todo lo que viene en la semana y en la tarde a entrenar.
El ascenso es el gran objetivo del club, conseguirlo está dentro de su plan de desarrollo y por ahora vamos encaminados, ojalá que así sea
P. Ahora mismo Al-Qadsiah es líder en el campeonato de la Primera Arabia Saudí (segunda competición tras la Liga-Pro) y con buen ritmo para alcanzar el ascenso.
R. Ese es el gran objetivo del club, conseguir el ascenso está dentro de su plan de desarrollo y por ahora vamos encaminados, ojalá que así sea. Estamos muy contentos en este club que además tiene mucho peso en el fútbol saudí a la hora de promover talentos que luego suelen jugar en equipos grandes y nutrir a la selección. Sin olvidar que fue el primer club saudí en ganar la primera Copa de Campeones Asiática en la 93-94.
P. ¿Qué idea de fútbol es la que inspira a este cuerpo técnico?
R. Es verdad que te intentas fijar en todos los entrenadores y todos los estilos de juego, porque de todos se cogen cosas y se aprende. Pero sí que es verdad que nuestro cuerpo técnico, con Míchel a la cabeza, intenta tener una propuesta de tener el balón, de ser protagonista con la posesión, de presionar y jugar casi en campo contrario siempre. Yo me siento bastante identificado con esa forma de jugar, aunque siempre hay que incluir matices porque a veces llegas con la plantilla ya hecha y la temporada arrancada y tienes que utilizar herramientas que pueden ser distintas para lo que buscas.
Hay dos equipos que ya llevo algunas temporadas siguiéndolos. Uno es, sin duda, la Real de Imanol, intentamos no perdernos ningún partido. Y, por supuesto, el Girona de Míchel
P. ¿Un entrenador que capte su atención?
R. Hay dos equipos que ya llevo algunas temporadas siguiéndolos. Uno es, sin duda, la Real Sociedad de Imanol, intentamos no perdernos ningún partido de la Real. Y, por supuesto, el Girona de Míchel. Está haciendo las cosas bien y ya las venía haciendo antes, no es una cuestión de los últimos resultados que están siendo tan, tan positivos. Son entrenadores no tan mediáticos como los de otros equipos que todos conocemos, pero que lo están haciendo muy bien y te aportan cosas.
P. Los clásicos como Ancelotti siguen en vigor, ¿pero cree que tanto Imanol como Míchel forman parte de esa nueva hornada de grandes técnicos?
R. Sin duda. Me gusta mucho lo que proponen sus equipos, también cómo funcionan, y siempre hay cosas muy buenas para aprender de ellos.