La temporada, con la única duda de conocer en qué jornada se consumará el descenso, hace tiempo que se puede calificar como un absoluto desastre para el Granada, un equipo al que le han faltado muchas cosas a lo largo del curso, entre ellas el gol, una carencia que se ha intensificado en el tramo final, condenando a los rojiblancos.
En los tres últimos encuentros, uno con Alexander Medina al frente y los dos últimos con Sandoval a los mandos, el conjunto nazarí ha sido incapaz de perforar la portería rival, 270 minutos sin celebrar un gol que retratan las dificultades ofensivas que han lastrado a los granadinos durante la competición.
Tras 30 jornadas disputadas, el conjunto andaluz suma 30 dianas, pero 19 de esos tantos se consiguieron en el tramo inicial del curso, con Paco López en el banquillo. Desde su marcha, los andaluces han disputado 16 duelos y sus cifras anotadoras han ido menguando, acumulando únicamente 11 dianas, cifras que le han impedido mantener un nivel competitivo aceptable.
Desde el primer cambio de entrenador de la campaña, el Granada posee una media de 0,6 tantos por encuentro, quedándose sin marcar en nueve de esos 16 encuentros, mostrando una versión inofensiva que en mucho de esos choques apenas llegaba a inquietar al rival, sin apenas disparos entre los tres palos.
En el mercado invernal, el club tuvo la oportunidad para reforzar la parcela ofensiva, pero prefirió centrar sus esfuerzos en otras demarcaciones. En la punta de ataque salieron Weissman y Famará y a cambio regresó Arezo, un cambio de piezas ineficaz que de nuevo ha dejado al aire las carencias en la planificación deportiva.