Robin Le Normand comenzará hoy la Eurocopa de Alemania siendo todavía jugador de la Real Sociedad, al no haberse alcanzado de momento un acuerdo entre el Atlético de Madrid y el club txuriurdin para su traspaso, pese a que a principios de semana pareció que se iba a dar, por la disposición de las tres partes para ello. El central de Pabu podría revalorizarse aún más durante el torneo y tener más ‘novias’ o no brillar y quedarse sin ellas.
Le Normand era un objetivo prioritario del Atlético de Madrid, que era el club de los que le habían sondeado que más interesado parecía en contratarle, y el jugador y la Real no parecían ver mal un fin de ciclo, pero siempre y cuando la cantidad que se ingresase en Anoeta fuera cercana a los 40 millones, algo más de la mitad de su cláusula de rescisión, y a ella no han llegado los colchoneros.
El internacional, como destacamos en MARCA esta semana, es el jugador de campo más utilizado por Imanol Alguacil en las cinco temporadas enteras del de Orio en el banquillo, por delante incluso de Mikel Oyarzabal o Mikel Merino, pero la Real contempla sacrificar al bretón por ser su puesto el que a priori está mejor cubierto por la cantera, con los jóvenes Jon Pacheco y Jon Martín pidiendo paso.
Como quiera que las negociaciones con el Atlético de Madrid no se han cerrado, por esa diferencia económica, Le Normand iniciará esta tarde la Eurocopa siendo jugador de la Real y es evidente que su rendimiento en el torneo puede marcar que su precio aumente, y en San Sebastián se reciban más ofertas, o no lo haga y Jokin Aperribay tenga que aceptar la de su amigo Miguel Ángel Gil Marín, si se mantiene, para sacar una cantidad que de aire a la economía txuriurdin.
Zubimendi y Merino, también
Además de Le Normand, Martín Zubimendi y Mikel Merino, otros dos futbolistas respecto a los que ha habido noticias relacionadas sobre el interés de otros clubes por hacerse con sus servicios, también arrancan el torneo sin novedad parece en sus futuros, que se mantendrían ligados a los colores blanco y azul, si un verano más nadie se decide a poner sobre la mesa el dinero de sus cláusulas o, al menos, una cifra que haga dudar a los dirigentes realistas.