Aunque apenas ha jugado cinco partidos con el Real Madrid, para Kylian Mbappé resulta ya casi más cómodo el hábitat del club blanco que el de la selección francesa, que incluso capitanea. Francia le lleva tiempo negando el pan y la sal, olvidando el hecho de que, siendo apenas un imberbe, guiara a Les Bleus a su segunda Copa del Mundo, en 2018. No ha podido repetir (se quedó cerca en Qatar), y tampoco las Euros le han sido propicias. Y además ha dejado el club más poderoso del país, aunque no el más querido. Todos los ingredientes para la tormenta perfecta que ha caído sobre Kiki en la última semana y media.
Aunque poco parecen afectarle las críticas -se maneja bien ante los periodistas, ante los que acostumbra a comparecer en cada ventana internacional como capitán de Francia-, lo cierto es que volver a Madrid (se le espera en la sesión de hoy) es un alivio para Mbappé, que ha encontrado en su nuevo club un oasis también después de un último año muy complicado a nivel deportivo y personal en el PSG. Su conflicto abierto con la dirigencia, y su traslado al ámito puramente deportivo a través de algunas decisiones cuestionables de Luis Enrique, sacaron al delantero de foco, algo que trató de recuperar con rapidez en el Madrid.
Pese a esos tres partidos sin marcar («Para algunos jugadores puede ser normal, pero para mí son muchos«), lo cierto es que el arranque de Mbappé en el Madrid responde a la expectativas. No las revienta, como hizo Cristiano con nueve goles en sus primeros cinco partidos, pero tampoco las defrauda, con tres dianas, las mismas que hizo Karim Benzema, el único que se le puede comparar, dejando a CR7 fuera de concurso, en lo que va de siglo. De otra centuria son los registros de Di Stéfano (cinco) o Puskas (seis), únicos otros jugadores cuyos estrenos mejoraron la puesta en escena del de Bondy.
El doblete ante el Betis en el Bernabéu fue una liberación para Mbappé, que por primera vez era determinante para sumar tres puntos en su nuevo club. Antes del siguiente parón, el calendario depara otros cuatro partidos (de siete) en el recinto de La Castellana: Espanyol, Alavés, Stuttgart y Villarreal. Y su primer derbi, el 29-S, fuera. Una rampa ideal para asentar el despegue apuntado ante el Betis, que dio continuidad tras un frenazo (más largo de lo esperado) al apuntado ante la Atalanta en su primer partido como madridista, que le dio además su primer trofeo. Tras un par de semanas delicadas, Mbappé vuelve a Madrid con el placer que siempre da el regreso a casa.