La sensación es que hasta aquí han llegado los Heat. Han conseguido el mejor récord de la Conferencia Este (53-29) y gracias a ello han tenido mejores cruces en los playoffs. Por eso se lucha y se pelea en temporada regular, para tener una ventaja que el equipo de Florida ha aprovechado para plantarse en las Finales. Pero los Celtics, simplemente, son mejores. En una eliminatoria llena de asteriscos por culpa de los problemas físicos y las lesiones, Ime Udoka ha conseguido que su equipo prevalezca ante unos Heat que se han hundido en el último cuarto, encuadrado en un partido que, según ha parecido, los Celtics han ganado cuando han querido. Han acelerado, se han hecho fuertes en la zona y en el triple por igual, han apretado en defensa y han dejado sin respuestas a un Erik Spoelstra que no ha podido contar con el lesionado Tyler Herro, ha dado más minutos de los habituales a Duncan Robinson y no ha contado con la mejor versión de un Kyle Lowry objetivamente lejos de su mejor nivel: 0 puntos con 0 de 6 en tiros de campo, 0 de 5 en triples, 3 pérdidas y 5 faltas personales.
Los Celtics están 3-2, a una victoria de las Finales. Ya tuvieron y desaprovecharon en 2012 y en 2018, las dos veces que más han rozado la última ronda de los playoffs desde la última vez que la pisaron, allá por 2010 (derrota ante los Lakers, 4-3). En el primero de esos años, cayeron ante la mejor versión de LeBron James cuando tenían la opción de cerrar la serie en el Garden, con 45 puntos, 15 rebotes y 5 asistencias de un Rey que empezó entonces la conquista de su corona y el volteo de una opinión pública que le denostaba hace una década. En la segunda, qué raro, también sucumbieron ante LeBron, sus 46 puntos en el sexto partido y el 35+15+9 que hizo en el séptimo, de nuevo en el Garden y ante un público que experimentó por primera vez el sabor de la derrota tras firmar un 10-1 en casa en esos playoffs. La únca derrota, ya se sabe contra quién fue.
LeBron James no está en estos playoffs, por mucho que sí los estén los Heat, su exequipo. Y los Celtics no son los que eran entonces, un equipo demasiado veteranho en 2012 (por mucho que Kevin Garnett se empeñara en rejuvenecer) y muy joven en 2018 (por mucho que Jayson Tatum tuviera momentos de veterano). Ahora, el momento del proyecto anima a la rebelión, a las Finales, al anillo. A dejar su huella en esos libros de historia que copan los Celtics del pasado, pero no del presente. A emular a Bill Russell, Bob Cousy, Larry Bird, Kevin McHale, Kevin Garnett, Paul Pierce. Pero ahora con otros nombres, pero la misma camiseta: Jayson Tatum, Jaylen Brown, el eterno Al Horford, Robert Williams, Marcus Smart, Gran Williams, Derrick White… Con Ime Udoka en el banquillo y Brad Stevens, el hombre que no pudo llevar a los Celtics como entrenador, de directvo. El proyecto, la oportunidad. El momento de la verdad. La luz.
Los Heat salieron bien al quinto partido de las finales de la Conferencia Este, sabiendo que su ridículo en el cuarto encuentro tenía que se pasajero y que una victoria les dejaría muy cerca de la gloria. Pero, simplemente, son peores que los Celtics: el equipo de Florida se fue por delante al descanso (42-37), pero colapsó en la segunda mitad, en la que apenas sumó 38 puntos. Los Heat lanzaron en 24 minutos un 12 de 46 en tiros de campo y un ignominoso 3 de 24 en triples, un colapso absoluto al que añadieron 5 pérdidas y 13 faltas personales. No hubo manera de levantar la capacidad anotadora de Jaylen Brown (19 puntos en la segunda parte, 25 al final del partido), ni los rebotes ofensivos ni la intensidad de los Heat. Jimmy Butler, visiblemente tocado, acabó con 13 puntos y 4 de 18 en tiros de campo. Y los Heat ya encaraban el último cuarto 11 abajo (69-58), una ventaja que llegó a ser de 23 y que se recortó a 13 (76-89, tras triple de Gabe Vincent) a más de 4 minutos del final, pero no pasó de ahí.
Tatum rozó el triple-doble (22+12+9) y superó los 1.500 puntos en playoffs, siendo el segundo jugador más joven en llegar a dicha cifra tras… Kobe Bryant. Al Horford cuajó otra gran actuación (16+7+5), Derrick White se fue a 14+5 (en lsa series de su vida), y Robert Williams a 6 tantos y 10 rebotes. Y Smart, en su retorno, no fue brillante pero consiguió un poco de todo (5+5+4). Los Heat, por su parte, nada de nada: además del colapso de Lowry, Marc Strus cuajó una actuación terroríficamente mala (0 de 9 en tiros de campo y 0 de 7 en triples), y Bam Adebayo quiso sostener sin suerte a los Heat (18+10), pero no pudo hacer milagros. Pay Riley contempla impertérrito desde la grada (junto a Alonzo Mourning) como Erik Spoelstra se queda sin ideas. Y el Garden dictará sentencia y permitirá a los Celtics recuperar esa añorada luz y superar esas finales de Conferencia que han sido el techo de un proyecto que, esta vez sí, parece que va en serio. La gloria espera a los Celtics. Y no espera para siempre. Lo único que, claro, ellos lo saben.