Si hay un adjetivo que pueda definir la derrota del Elche contra el Villarreal (4-0), esa puede ser impotente. Porque el equipo ilicitano fue un querer y no poder en el Ciutat de València, en todos los aspectos. En defensa, hizo aguas, de manera sonrojante en ciertos momentos. Por enésima ocasión, la actuación del portero Edgar Badia evitó un resultado mayor. Y en ataque, ni siquiera pudo generar algún tiro entre palos durante el partido.
Con este nuevo tropiezo, los franjiverdes amplían su pobre inicio liguero: un punto de doce posibles. Sin conocer la victoria en cuatro jornadas. Y con sólo un gol anotado y nueve encajados. Números, unidos a las sensaciones globales, que disminuyen la ilusión inicial en parte la afición del Elche, que esta temporada celebra su histórico centenario.
El conjunto ilicitano sufrió severos correctivos en sus dos primeras salidas del curso: 3-0 contra el Betis y 4-0 ante el Villarreal. Dos equipos de competición europea que mostraron una amplia superioridad. En Heliópolis, el Elche tuvo el condicionante de la expulsión de John Chetauya en el minuto 17. Pero en el Ciutat de València, no hubo ninguno de ese estilo. Y en los dos duelos consecutivos en casa, igualó frente al Almería (1-1) y cayó ante la Real Sociedad (0-1).
Ante el Villarreal (4-0), ninguna de las variaciones de Francisco en defensa funcionaron para taponar las hemorragias. Se vio obligado a cambiar los dos laterales: en la derecha, entró Helibelton Palacios por Pol Lirola, lesionado; y en la izquierda, Clerc cubrió la vacante de Mojica, traspasado precisamente al Villarreal tres días antes. Después del 1-0, el técnico franjiverde modificó la disposición de la zaga para actuar con tres centrales, con Palacios pasando al medio. Y nada sirvió.
El Elche tratará de revertir su dinámica negativa en su próximo compromiso: ante el Athletic de Bilbao el domingo 11 a las 16:15 horas en el Martínez Valero. Después, visitará al Barcelona. El calendario mantiene la alta exigencia para los franjiverdes.