Que Brasil no tiene pegada, que cómo le cuesta marcar, que ‘No Neymar, No party’. Y solo en esto último tenían razón los críticos: Brasil con su diez es una amenaza forrada en una camisa verde y amarilla que pica, que envenena, que mata. En ese orden.
A Corea del Sur le avisó desde el pitazo y en 29 minutos le hizo cuatro goles, qué goles GOLAZOS, para imponerse 4-1 y certificar la clasificación esperada a los cuartos de final, en donde espera Croacia. Después no digan que no les avisaron…
El partido que todos fueron a ver se aclaró a los 7 minutos: la acción que arrancó por la izquierda se terminó por la otra punta, con la aparición de un Vinicus Jr al que le dieron tiempo por medir el remate que castigaría al portero.
Dos minutos después era Wo-Young el que inocentemente le hacía una falta a Richarlison para el penalti de Neymar, cobrado con suspenso, como en el barrio, te miro y te aviso, carrerita y toque suave cuando el portero ya no pudo aguantar… solo a él se le permite el numerito.
Y entonces, ¡agárrense todos en Doha que Brasil se está divirtiendo! Una jugada de fútbol playa pero en los octavos de un Mundial fabricó Richarlison, la durmió con la cabeza, propuso el pase y el toque de primera de Casemiro le quedó a él mismo en el ingreso al áea para una definición a la altura de ese acto de magia. ¡Hasta Tite bailó como la cacatúa! Lo que ama la pelota su equipo no tiene parangón en la Copa Mundo.
A los 29 minutos ya se había terminado la ilusión coreana del batacazo pero Brasil apenas entraba en calor: faltaba un arrancón más, un balón que picaba Vinicius para asistir a Paquetá y una definición letal más de un mediocampista excepcionalmente puntual a la cita con el balón en el lugar del campo donde lo necesiten.
Ahora sí, a los 36 minutos, terminaba la llave de octavos de final: ‘Vísteme despacio que voy de prisa’, firma Brasil, Doha, diciembre 5 de 2022.
El segundo tiempo era un formalismo que los coreanos utilizaron para engrandecer un par de veces al que faltaba por lucirse, Alisson Becker. Dos veces lo probaron, arrancando el complemento en un remate potente por derecha y una vez más en un enredo en el área en el que arañó la pelota al córner para negar un consuelo que igual encontró Corea a los 76, en un violento remate de Paik Seonh-Ho y rozó a algún defensor brasileño. Bueno, al menos eso se llevarían a casa.
Brasil, con un par de lujos finales de Rodrygo y Dani Alves que de pura rabia rechazó Corea, exhibió todo su fútbol y dejó servida una alerta para los que quedan vivos en la Copa Mundo. Es como los chicos, que cuando más sonríen más seria es la pilatuna que hicieron o que harán. No Ney, No party. Quedó clarísimo.
Ha vuelto el crack y con él la sonrisa del pueblo brasileño que apunta al sexto título mundial. Agárrate Doha, que la tormenta ya no es de arena… es de fútbol.