Llegó la hora: Francia necesita revalidar su rol de favorito y asegurar el cupo a la final para decidir el título del Mundial de Catar contra Argentina contra un marruecos que ya es la gran revelación del torneo y que, desde esa misión cumplida, no tiene nada que perder, lo que lo hace muy peligroso.
El duelo, que parece desigual, está muy lejos de ser así pues en términos de rendimiento son dos equipo que aprovechan a la perfección sus virtudes y logran minimizar sus debilidades.
Puede que muchos crean que Francia es infinitamente superior, pero este Mundial de Catar ha dado tantas lecciones que no conviene ganar antes de jugar.
La fortaleza de Francia es, claramente, su tarea ofensiva: su rendimiento, del 80 por ciento, descansa en una efectividad brutal de cara a gol con 11 goles anotados por 5 recibidos, un total de 78 remates al arco rival (30 a puerta) y un 55 por ciento de posesión promedio que debilita a sus oponentes, según datos de Sofascore.
Pero ojo que en la tarea defensiva, Marruecos puede equilibrar las cargas: es verdad que en ataque está lejos, con sus 5 goles anotados y sus apenas 39 remates (13 a puerta) en todo el campeonato y que en los pases totales está lejos de los franceses, que registran 2.764 pases totales (2.385 precisos) por 1.601 (1.235 precisos) de los africanos.
Pero ojo al dato: en quites se imponen con 104 quites (98 de Francia) y 33 remates permitidos por 36 del rival. Un solo gol recibido en sus cinco partidos desde el arranque del Mundial dan cuenta de la gran dificultad de vencer al eficiente arquero Bono.
¿Dónde puede estar la diferencia? El tema físico puede ser determinante: los once de Marruecos difícilmente tienen sustitutos mientras que el banquillo de Deschamps tiene un auténtico arsenal. Si es por la experiencia de los croatas contra los argentinos, es posible que el cansancio desequilibre. Pero los marroquíes ya han ganado partidos a puro corazón, y eso los hace muy incómodos aún para un favorito como Francia.