«Ser del Madrid es muy fácil«. La frase, habitual entre los no madridistas, tiene sentido a día de hoy, diciembre de 2022, un año natural que el Real Madrid cierra con cuatro títulos, entre ellos la Copa de Europa y la Liga española. El Madrid del siglo XXI gana, cierto. Pero no siempre ha sido así.
Porque hubo un tiempo en que ser del Madrid no era tan «facil», y esa lección es digna de estudio no sólo por los no afectos a la causa blanca, sino, sobre todo, por los seguidores del club blanco que han crecido en la abundancia de las cinco Champions en ocho años, ocho desde 1998. Porque el Madrid, en 120 años de historia, ha atravesado por toda suerte de ciclos deportivos, económicos e institucionales, con periodos de bonanza pero también de escasez. Fosas tan produndas como la de Las Marianas en medio de la gran meseta de 32 años sin poder mirarse al espejo como campeón de Europa.
Dentro de esas simas, ocupa un lugar destacado por deméritos propios la temporada 82-83, con Luis de Carlos como presidente y Alfredo Di Stéfano como entrenador. Un equipo plagado de jugadores legendarios (Miguel Ángel, Camacho, Chendo, Stielike, Gallego, Del Bosque, Juanito o Santillana, entre otros) que protagonizaron la que puede considerarse la peor temporada en la historia del club. La de los cinco subcampenatos, tantos como competiciones disputó el equipo: Liga, Copa del Rey, Recopa de Europa, Supercopa de España y la efímera Copa de la Liga.
INOCENTADA EN ATOCHA
Ta día como hoy, pero de hace 40 años, el Madrid perdió el primero de los cinco títulos de la maldita 82-83. La Supercopa de España renacía como heredera de la Copa Eva Duarte, que dejó de disputarse en 1953. Contendieron Real Sociedad (campeón de Liga) y Real Madrid (Copa), en un duelo a doble partido. El Madrid ganó en casa 1-0 (gol de Metgod, una de las caras nueva de la plantilla), pero sucumbió en la prórroga del viejo Atocha, tras un gol de Uralde. El propio Uralde, López Ufarte y Salguero, en propia meta, hundieron a un Madrid que jugó con nueve desde el 71′, tras sendas rojas a Juan José (21′) y Ángel. «Se puede hablar con un ministro, pero no con un árbitro«, lamentaba el medio blanco. Di Stéfano se mordía la lengua: «Prefiero no decir cosas de las que pueda arrepentirme«.
PETARDAZOEN MESTALLA
Con todo, aquel Madrid de entreguerras supo lamerse las heridas y volver a ser competitivo en Liga. Venían los blancos de pelear las dos anteriores (en el 81 la perdieron tras llegar incluso a celebrarla en Zorrilla después del gol de Zamora en El Molinón) y parecía que aquella no se le iba a escapar. Al Madrid le bastaba con un empate en Mestalla ante un Valencia que se jugaba la permanencia. Pero un gol de Tendillo, luego jugador blanco, salvó a los che y dejó a los blancos a merced del Athletic, que hizo los deberes ganando 1-5 en Las Palmas en una de aquellas añejas tardes de transistores. «Mis jugadores tenían plomo en las piernas«, señalaba La Saeta, que aun soñaba con salvar la año. «Esto no ha terminado», decía Don Alfredo, mirando al futuro. No lo sabía bien…
EL FIASCO DEL ULLEVI
Aquel Madrid, decíamos al principio, estaba tan lejos del actual que no jugaba la Copa de Europa, sino la Recopa, torneo siempre menor para el club. Con todo, la edición 82-83 dejó una eliminatoria memorable ante el Inter, víctima recurrente del Madrid en Europa, antes de la final ante el Aberdeen escocés, en el que daba sus primeras lecciones un tal Alex Ferguson. En el semivacío Ullevi Stadium de Göteborg (Suecia), el Madrid firmó una pésima actuación para perder en la prórroga, tras empatar de penalti un gol en escandaloso fuera de juego de Black en el 4′. «Derrota sin reparos«, sentenció Di Stéfano. Sólo habían pasado diez días desde lo de Mestalla.
El VUELO DE MARCOS
Aquel Madrid, inasequible al desaliento, se plantó también en la final de Copa, que se jugó en La Romareda a principios de junio ante el Barça de Maradona y Schuster, dos fichajes entonces fuera del alcance de Madrid. Pero fue Marcos, hijo de la leyenda blanca Marquitos, quien decantó la balanza con un escorzo increíble en el último minuto. Otro título más, el cuarto, que se iba por el desagüe de la forma más cruel.
El REMATE DE MARADONA
La Copa de Liga fue, como la resurrección de la Supercopa, una iniciativa de José Luis Núñez, histórico presidente culé. Sólo se disputó cuatro temporadas, la primera de ellas en la 82-83… y con nueva derrota del Madrid a manos del Barcelona. Maradona marcó en los dos partidos, aunque el gol del Camp Nou llegó tras un penalti «inventado», según las crónicas de la época. En cualquier caso, el destino de aquel Madrid estaba escrito. «Felicito a mis jugadores porque si llegar a cinco finales y perderlas es triste, la verdad es que creo que no lo ha conseguido nadie«, dijo Di Stéfano con su típica retranca porteña.
Y así se escribió una historia que es, también, historia del Real Madrid.