El Celta incorporará esta semana un portero sin equipo, una simple cuestión numérica obliga a ello, pero en las manos de Iván Villar está el reto de mantener la titularidad que alcanzó este sábado, por la lesión de larga duración sufrida por Agustín Marchesín.
El meta de Aldán, que debutó con 19 años en Primera división, en un Alavés-Celta, no lo ha tenido fácil desde entonces. Pasarían tres años hasta que volviese a jugar con el primer equipo, participando en cuatro encuentros ligueros en una situación complicada para el equipo. Por el medio, una cesión poco exitosa al Levante.
Éxito en la 20-21
Luego llegaría su temporada más destacada, hasta el momento. Fue la 2020-21, en la cual una lesión de Rubén Blanco hizo que disputase 21 partidos de Liga, además de 2 de Copa.
Ello no sirvió para que la pasada temporada tuviese que salir cedido al Leganés, en el que apenas jugó 10 encuentros de Liga y 2 de Copa. Esta temporada volvió al Celta, en el que hasta este pasado sábado únicamente había disputado dos encuentros de Copa.
En el Benito Villamarín debutó en Liga esta temporada. Ahora con 25 años y 31 partidos oficiales disputados con el primer equipo, el céltico quiere alargar la titularidad, independientemente de refuerzos, empezando por este próximo domingo ante el Atlético de Madrid. Este es su nuevo reto.