Cuando hay un rival o un estadio que se te atraganta, cambiar las tornas y la dinámica es muy complicado. El RCD Mallorca llegaba a Almería con los deberes hechos. Tras lograr la permanencia matemática ganando al Cádiz hace una jornada, los bermellones llegaban con la moral por las nubes y con el efímero sueño de luchar hasta el final por entrar en competiciones europeas. Con la derrota ante el combinado andaluz, dicha ilusión se desvanece y queda la clara consigna de terminar el curso lo más arriba posible.
Almería, tierra de vacaciones o tierra donde los mallorquines nunca se han sentido cómodos en Primera División. En las cinco veces que estando en la élite han jugado en el estadio almeriense, nunca el equipo mallorquín se ha llevado los tres puntos. En total, con el partido de este sábado, se trata de tres derrotas y dos empates. A los 1-1 cosechados en las temporadas 2007/08 y 2009/10; cabe sumar las tres derrotas restantes: en la 2008/09, 2-1; en la 2010/2011, 3-1; y en la actual, 3-0. Únicamente el combinado balear ganó en la temporada 2020/21, en Segunda y con gol de Abdón Prats.
Una derrota que impide al combinado balear soñar con entrar en competiciones europeas. Porque con la derrota del Girona, el contexto era propicio para intentar un arreón final y encarar las tres últimas jornadas de Primera con unas mínimas posibilidades de terminar en la séptima posición. El calendario era, incluso, algo favorable, teniendo en Son Moix dos de las últimas tres jornadas ante Valencia y Rayo Vallecano. Toda esta historia, no obstante, es completamente distópica ya que con la derrota ante el Almería la situación es inviable.
El nuevo objetivo para los pupilos de Javier Aguirre debe ser terminar el curso de la mejor manera posible, obteniendo los triunfos en Son Moix para dejar ese buen sabor de boca al aficionado bermellón. Entre medias, entre Valencia y Rayo, el Mallorca deberá visitar el Camp Nou: estadio del ya campeón de Liga, el Barça.