En el papel era un cruce sencillo pero en la realidad fue casi un parto la clasificación a los cuartos de final del Mundial Sub-20.
De aquel juego fluido y letal que se le vio a Uruguay en el Sudamericano en Colombia quedó poco y la Copa Mundo de Argentina lo ha confirmado.
Este jueves, en el duelo contra Gambia por octavos de final, fue casi un parto la historia en Santiago del Estero y apenas pudo imponerse por un ajustado 1-0.
Desde el arranque eso que parecía un trámite se complicó. A los 17 minutos Mbye vio una tarjeta roja por culpa de la imprudencia y parecía que se aliviaría la carga pero no. Fueron muchas las dificultades para elaborar y escasas las opciones de gol, con los africanos refugiados y el talento ausente por largos periodos.
Pero entonces, a los 45+4, una acción insólita: era una jugada de ataque uruguaya en la que un marcador se ató a la cintura de Luciano Rodríguez y, cuando se sabía que el castigo sería para el agresor, el uruguayo reaccionó y metió un codazo. Tarjeta roja a instancias del VAR. Increíble en una Copa Mundo.
Los dos equipos con diez se abrieron un poco más pero en los arcos pasaba poco, hasta que Duarte encontró un pequeño espacio frente al área para definir de media distancia y marcar el 1-0 a los 65 minutos.
De ahí en más, en vez de disfrutar la ventaja, en vez de disfrutarse, se sufrió: Gambia, con más ganas que juego, dio unos cuantos sustos y los uruguayos acabaron pidiendo tiempo.
Ahora los espera la sólida Estados Unidos y llegan con lesionados y sancionados. Habrá que ver cómo se reponen a tiempo.