
Jonathan Viera es el líder de la UD Las Palmas y lo demuestra cada día. No solo cuando rueda el balón, sino también cuando no está en contacto con él. El brazalete se lo ha ganado por experiencia y peso dentro del equipo. Un liderazgo que asumen todos sus compañeros con naturalidad. Durante los encuentros en Marbella se ha visto al Viera más participativo con el grupo, siendo la extensión del entrenador dentro del vestuario.
Ante el Cádiz, Viera disputó 60 minutos, pero su partido no finalizó al ser cambiado. Jonathan se quedó viendo el partido con el resto de los futbolistas que fueron sustituido: «Curbe, llega», «No saltes, Sandro», «De primeras, Mole», «Bien, señores, muy bien», fueron algunas de las indicaciones que realizaba al otro lado.
Incluso, no vaciló a la hora de defender a sus compañeros: «Todo el partido dando palos, y ahora te vas a quejar, ¡carajo!«, increpando a un jugador rival que mostró su disconformidad tras recibir una falta. Fue en el momento más tenso del encuentro. Cuando Enzo Loiodice realizó una entrada sobre Iván Alejo que le costó la segunda tarjeta al francés. Los jugadores del Cádiz se quejaron enérgicamente, y ahí Viera sacó su instinto de líder.
Una acción puntual que no llegó a más, y que no enturbió el buen ambiente disfrutado en el partido amistoso. Una deja claro dos cosas. Que Jonathan Viera es el jugador capital de esta UD Las Palmas que ha regresado a Primera División para quedarse, y que el vestuario es una piña en torno a su líder.