Una vez más, se demostró que las pretemporadas sirven para extraer pocas conclusiones. El Celta fue un equipo solvente en el periodo veraniego de preparación pero cuando han empezado a contar los puntos, evidencia que tiene importancia carencias, subsanables de aquí al 31 de agosto, y que se encuentra aún en pleno rodaje. El equipo de Benítez tiene una importante capacidad de mejora.
Empezando porque los vigueses no fueron el conjunto solvente que el entrenador pretende que sean en defensa y en ataque fueron un equipo al que le faltó frescura y gol. Si enfrente tienes a un equipo hecho y que ya demostró la pasada temporada un espléndido rendimiento, las carencias se multiplican.
Por si fuera poco, Gabri Veiga, en los que podrían ser sus últimos minutos como céltico, participó en el último cuarto de partido y Balaídos volvió a dictar sentencia, con el cántico que ya entonaron en la parte final de la pasada temporada, ‘Gabri sí, Mouriño no’.
Sorprendió el técnico con su once, con la presencia en el lateral izquierdo de Franco Cervi y dejando de inicio en el banquillo a Manu Sánchez, una de las incorporaciones de la temporada y único lateral específico de la plantilla. También formó parte del equipo titular el joven Hugo Sotelo, una de las perlas de la cantera y en el que Benítez ya demostró confiar en pretemporada.
El sentir del vestuario lo expresaba Fran Beltrán, a la conclusión del encuentro: «Creo que podemos dar mucho más. La gente no se merece lo que hemos dado hoy y el entrenador nos ha pedido unas cosas y creo que no hemos cumplido con ellas. Hay que mirarse cada uno, ver lo que se ha hecho mal, trabajar y dejarse el alma cada partido. Creo que tenemos mucho más potencial y hay que sacarlo».