Álex Remiro sumó ayer su primera portería a cero de la temporada, después de encajar un tanto en cada una de las dos primeras jornadas, gracias a que, como en la recta final del pasado sábado contra el Celta, realizar varias grandes intervenciones con las que evitó que Las Palmas le batiese.
La Real jugó una primera parte malísima. Desde el primer minuto fue superada por los locales, que a los cinco minutos tuvieron ya su primera ocasión para marcar, algo que no lograron, como tampoco en la siguiente, en esta ocasión por un paradón de Álex Remiro a derechazo de Loiodice, en un balón que terminó estrellándose en el larguero.
Imanol se desgañitó desde la banda dando instrucciones a sus jugadores, prácticamente a todos, porque ninguno apareció como para arrastrar a los demás a mejorar la imagen que estaban dando. Hasta Zubimendi tuvo un error no forzado inhabitual en él.
La Real esperaba mejorar con el estreno en este curso de Mikel Merino, después que se perdiera las dos primeras jornadas, pero el navarro notó la inactividad. Al tercer centrocampista, Brais Méndez, tampoco se le vio. Menos aún a Barrenetxea. A Carlos Fernández sólo en defensa. Take Kubo, al menos, tuvo la única ocasión de peligro realista, un disparo de los suyos que se le fue arriba.
Mikel Oyarzabal y Sadiq Umar entraron al campo tras el descanso y ese doble movimiento, y a buen seguro la bronca de Imanol en el descanso, despertaron a una Real que fue una completamente diferente en la segunda mitad.
Salvó a su equipo de la derrota casi en el último minuto
Los txuriurdin tuvieron, por fin, el balón, y con él Oyarzabal buscó el 0-1, que evitó una pierna de un defensa rival, recogiendo el rechace Kubo, al que otra vez se le fue el zurdazo arriba.
Después, Coco otra vez se metió en medio del disparo del capitán, con el portero Álvaro Vallés diciendo aquí también estoy yo con un paradón a un testarazo a bocajarro de Zubimendi.
Imanol dio entrada a Momo Cho y Arsen Zakharyan a falta de un cuarto de hora, para ir a por el partido, pero a punto estuvo de perderlo, al tener que aparecer de nuevo Álex Remiro para hacer otras dos muy buenas paradas, sobre todo una, antes del pitido final.