Tras la traumática salida de Samu al Alavés, vía Atlético de Madrid, y con Weissman buscando un nuevo destino, la incorporación de un delantero se había convertido en una obsesión para el Granada, necesitado de un goleador capaz de soportar con garantías el peso ofensivo de los rojiblancos. Una búsqueda que ha desembocado en la incorporación de Lucas Boyé tras el acuerdo alcanzado con el Elche.
La operación, tras unas largas negociaciones, se ha cerrado por unos seis millones de euros, cantidad que el Granada abonará por el 70% del pase del futbolista, cifra que podría incrementarse en función de varias variables que se han añadido. Por su parte, Boyé se compromete con los rojiblancos por cuatro temporadas, hasta junio de 2027.
El deseo del argentino, clave
Después de explorar diferentes opciones, el conjunto andaluz centró sus esfuerzos en hacerse con los servicios del atacante argentino, una tarea complicada ante la postura del conjunto ilicitano, que solicitaba 10 millones de euros para liberar a su delantero. Con el deseo del futbolista de aterrizar en Los Cármenes, las diferencias se han ido limando hasta alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes.
Con la llegada del de San Gregorio el Granada eleva de forma exponencial su arsenal ofensivo con un delantero potente y certero, que en las últimas temporadas ha visto puerta con facilidad, sumando siete dianas en los tres cursos en los que ha defendido la elástica franjiverde en la máxima categoría.
A sus 27 años, Lucas Boyé emprende de esta forma una nueva aventura en el fútbol español de la mano del Granada. A las órdenes de Paco López, el punta deberá formar un ataque demoledor junto a Bryan Zaragoza, la perla de la cantera nazarí, y Uzuni, el máximo artillero del pasado curso en Segunda.