En el día de ayer se conocía la sanción que le imponía el Comité de Competición Disciplinario de la RFEF a Largie Ramazani por sus insultos al colegiado, Ortiz Arias, en el túnel de vestuarios una vez finalizado el encuentro: Un encuentro por la doble amarilla y cuatro por su «fucking dickhead», «fucking cunt» y «fucking idiot». Los insultos, ofensas verbales y actitudes injuriosas hacia el árbitro principal, han sido duramente castigados y el futbolista no podrá volver a jugar hasta la última jornada de Liga, en casa contra el Cádiz.
Un día después, Ramazani ha aprovechado sus redes sociales, en este caso Instagram, para publicar una imagen en blanco y negro de él sentado sobre un balón con unas palabras en las que admite su error y pedía disculpas a los aficionados rojiblancos. Su mensaje está escrito en inglés, que es el idioma en el que él se maneja en su día a día, ya que creció en la cantera del Manchester United, pero que traducido al castellano sería el siguiente: «Queridos rojiblancos. Reconozco mi error en el último partido y entiendo vuestra decepción. Puedo manejar la crítica y el odio, pero mi compromiso con el club es profundo. Asumo la responsabilidad de mis actos. Estoy trabajando para aprender de esto y ser un mejor jugador y compañero de equipo. Aprenderé de esto y trabajaré más duro para hacerlo mejor. Gracias por vuestro apoyo».
Es la cuarta temporada del joven extremo en la entidad indálica y todo apunta a que puede ser la última. El fin de su periplo no está siendo el deseado por la dirección del club ni por los aficionados ni desde luego por él mismo. De hecho, unas palabras de Gaizka Garitano en sala de prensa sobre el ostracismo de Ramazani en sus alineaciones terminaron de costarle el puesto al técnico.
El jugador llegó libre en su día y el club intentará hacer caja este verano con él tras varios amagos de salida en las últimas ventanas de fichajes. A pesar de ello, el ex ‘red devil’ está muy agradecido al club donde ha crecido hasta ser futbolista profesional y llegar a Primera División y consideraba que tenía el deber de disculparse por su comportamiento ante la afición.