Claudio Giráldez le ha dado radicalmente la vuelta a la dinámica adversa que el Celta mantenía durante toda la temporada como local. En sus tres partidos sentado en el banquillo de Balaídos no conoce la derrota de su equipo, consiguiendo siete de los nueve puntos en juego.
Dos victorias y un empate es el balance del actual entrenador, mientras que en la etapa de Rafa Benítez al frente del equipo, Balaídos se convirtió en un estadio tan vulnerable como que el Celta pasó por ser el peor local de la competición. Entonces, los vigueses solo sumaron 13 puntos en 14 partidos.
La media con el anterior técnico era de menos de un punto por encuentro disputado como locales, la de Giráldez -con un muestreo también muy inferior- es de 2’33 puntos por partido. En la anterior etapa, el equipo salió derrotado en siete ocasiones, empató en cuatro y únicamente consiguió tres triunfos.
En el capítulo realizador, los datos también son contundentes. En estos tres partidos, los célticos hicieron siete goles. En los catorce anteriores, apenas diez tantos. Casi ha triplicado la estadística. En cuanto a goles encajados, los números son más parejos. Ha pasado de recibir 17 goles en catorce encuentros, a tres en igual número de partidos.
Al Celta de Giráldez le quedan dos últimas citas en Balaídos, el miércoles de la próxima semana recibirán la visita del Athletic de Bilbao y en la última jornada -esperan que con la permanencia asegurada- la del Valencia.