Algo ha cambiado esta temporada en el Villarreal. Por no decir que prácticamente todo. Repiten varios de los futbolistas (un total 12) que comenzaron la pasada campaña, el escenario de sus partidos sigue siendo el estadio de La Cerámica y, como es habitual, siguen vistiendo de amarillo. Pero cualquier parecido futbolístico con el equipo que comenzó hace un año el campeonato es pura coincidencia. Pese a ser un equipo en construcción y todavía lejos de su mejor nivel, los de La Plana aparecen ya en todas las apuestas como firmes candidatos a la cuarta plaza, y varias son las claves de dicha transformación.
Si hace un año el Villarreal comenzaba la liga tras vender a muchos de sus mejores jugadores (Nico Jackson, Chukwueze o Pau Torres) y no realizar un gran desembolso durante el verano, en esta ocasión la inversión ha sido muy destacada. Pese a las ventas de futbolistas como Sorloth o Jorgensen, el gasto en fichajes ha superado los 62 millones de euros tanto en futbolistas de presente (Ayoze) como de futuro. Tras el Atlético de Madrid, es el que más ha gastado en traspasos.
Marcelino ya dejó claro a finales de la pasada temporada que la nueva planificación se tenía que asentar sobre dos bases: bajar la media de edad de un grupo «envejecido» y la llegada de jugadores que aportasen músculo. La marcha de veteranos como Reina, Morales, Coquelin o Capoue ha sido paliada con la llegada de jugadores que destacan por su potencia: Pape Gueye, Nicolas Pépé, Barry, Kambwala, Logan Costa… Un «African power» en toda regla con el beneplácito de un Marcelino que considera que es la línea en la que va el fútbol actual.
La pasada temporada Marcelino lamentó públicamente pasar a la historia como el técnico más goleado en Primera con el Villarreal (65 tantos). Pese a que durante las primeras jornadas han acusado los cambios en defensa, los castellonenses van ganando en seguridad y pocos dudan de que acabarán siendo un equipo muy fiable. El fichaje de Logan Costa (19 millones de euros) y el buen hacer de Diego Conde bajo palos han dado un salto de calidad.
Los de La Plana han pasado de ser un equipo que se hundía ante el primer contratiempo a tener una extraordinaria fe en sus posibilidades. Prueba de ello es que los tres encuentros que han ganado (ante Celta de Vigo, Sevilla CF y RCD Mallorca) lo han hecho en tiempo de descuento.
Pero si hay un nombre propio en el cambio radical del Villarreal, ese es el de su técnico. Cabe recordar que ya durante la pasada temporada pasó de ser un equipo con números cercanos al descenso en la primera mitad de campeonato a presentar cifras de aspirante a Champions durante la segunda con el asturiano en la banca. Cuando debutó en la jornada 14 de la pasada campaña, el Villarreal tan sólo sumaba un punto más que ahora (12) y ya habían pasado dos entrenadores por el banquillo (Setién y Pacheta). Nadie duda en Vila-real de que es el técnico ideal para el club.