Marcelino García Toral puede llevar a gala aquello de que sus equipos son reconocibles. Y es que más allá del sistema utilizado, la definición de los conjuntos con los que ha trabajado coincidiría en la de ser siempre un grupo bien trabajado y defensivamente solvente. Es por ello que sorprende que, desde su llegada al Villarreal en esta su segunda etapa, dicha fiabilidad brille por su ausencia.
Tras encajar cinco goles ante el Barcelona, Marcelino se mostró crítico y reflexivo con una situación que de momento no está pudiendo mejorar pese a los refuerzos en defensa y el trabajo realizado: «No es hoy. Lo venimos diciendo y trabajando. La temporada pasada tuvimos una dinámica negativa y este año no hemos sabido corregirlo. Hemos encajado muchos goles con relativa facilidad en estos partidos. Hay que meterse en la cabeza que tenemos que ser más intensos en nuestra área y tener el orgullo de que el rival no puede rematar. Un equipo que quiere estar arriba lleva 13 goles en contra. Con esos números no hay nada que hacer».
La realidad es que este es un mal que se arrastra desde la pasada campaña y para el que, de momento, no ha dado con la tecla. El año pasado fueron un total de 41 goles encajados en las 25 jornadas ligueras (entre las 14 y 38) en las que dirigió al equipo vila-realense. Además, hay que añadir nueve tantos más en cinco partidos de Europa League y otros dos en Copa, para elevar la cifra a un total de 52 en contra. La estadística arrojó un saldo negativo de 1,62 tantos encajados por partido, lo que entonces provocó el tremendo malestar del asturiano.
Pero esta temporada, lejos de corregirlo, los amarillos suman ya la escandalosa cifra de 13 en seis partidos en los que no han sido capaces de dejar su puerta a cero en ninguno de ellos. Más de dos goles en contra para ser, junto a Valladolid y Celta, el equipo más goleado de Primera a estas alturas de campeonato.
Se trata de unas estadísticas que, sin ir más lejos, en nada recuerdan a su anterior época con el club de La Plana. Entonces, en 177 encuentros repartidos en cuatro temporadas diferentes, cedió tan sólo 181 goles en contra. Eso es una media ligeramente superior a uno por partido. Cifras similares a las que han acompañado a sus equipos durante toda su carrera, cuando no incluso mejores.
En su anterior experiencia en la liga, en Bilbao, dirigió al Athletic en 75 ocasiones y con 79 goles en contra: poco más de uno encajado por encuentro (1.05). Situación similar en Valencia, donde hizo de los «che» un conjunto fiable en defensa. Encajó 107 goles en 110 encuentros para bajar la cifra a menos de uno por partido.
Incluso en sus primeras etapas como entrenador, sin dirigir equipos tan dominantes en la competición y con objetivos más modestos, la seguridad defensiva siempre fue una máxima. Así, en conjuntos como el Racing de Santander o el Recreativo de Huelva, superó por muy poco la media de un gol en contra por partido: 1,07 en Huelva y 1,2 en Santander, cifras mucho más bajas que las actuales. En su primera experiencia en la élite con el Sporting fueron 82 goles en 86 partidos.