
Mientras buena parte de sus rivales ligueros combaten allá por el continente, Marcelino acaricia un gato desde su sofá.
No hay mal que por bien no venga, pensará el técnico de un Villarreal
desplazado de las competiciones europeas esta temporada, pero que de momento circula tercero por la única competición a la que debe atender ahora mismo, la doméstica, con una plantilla que mejoraría quizlt;div class=’hidden-content signwall’>
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