El Sevilla ha llegado al parón de selecciones de este mes de octubre reforzado por los últimos resultados, sobre todo el triunfo en el derbi frente al Betis en el Sánchez-Pizjuán. La pésima imagen del equipo en Mendizorroza, con derrota incluida (2-1), fue un punto de inflexión tras el cual el Sevilla ha sumado siete puntos de nueve disponibles: empate en Bilbao frente al Athletic (1-1) y victorias ante el Valladolid (2-1) y el Betis (1-0). Una reacción que nace del compromiso y la solidaridad del vestuario, los ajustes de García Pimienta para explotar las virtudes y minimizar los defectos de su actual bloque y la simbiosis con una grada ávida de alegrías. Y llegados a este punto también es de recibo señalar el papel de Víctor Orta.
Después de dejar atrás una temporada complicada y con un futuro incierto por delante, el pasado verano el madrileño depositó toda la confianza del nuevo proyecto en Xavier García Pimienta, una apuesta recibida con escepticismo por parte de la afición. El equipo, todavía en construcción, no arrancó bien el curso, los resultados no acompañaban y señalaban a vestuario, cuerpo técnico y sobre todo directiva en cada partido disputado en Nervión. El club dio un golpe de efecto para templar los ánimos de puertas para dentro tras la victoria frente al Valladolid anunciando la ampliación del contrato del catalán hasta 2027. Una declaración de intenciones tras la experiencia de los dos años anteriores, con un carrusel de entrenadores -Lopetegui, Sampaoli, Mendilibar, Diego Alonso, Quique Sánchez Flores y García Pimienta- más que llamativo.
Ha sido un verano complicado para Orta, con ocho fichajes y doce salidas de jugadores, entre cesiones y traspasos, en el precario equilibrio que marca la economía del Sevilla. Lukebakio y Nyland fueron fichajes del director deportivo en su primer verano en Nervión en una transición donde encontró parte del trabajo adelantado. El guardameta es titularísimo en el equipo y sigue una línea ascendente. No le fue fácil aterrizar en Nervión con el cartel de ‘sustituto’ de Bono. Por su parte Luketabio es uno de los jugadores que más brilla en la reacción sevillista. Es el máximo goleador con tres tantos y junto a Ejuke, el máximo regateador de LaLiga, lleva el peso ofensivo del equipo. Orta firmó al nigeriano este pasado verano y también contrató a Saúl Ñíguez procedente del Atlético de Madrid mediante una cesión prorrogable. El mediocentro, que cayó lesionado frente al Valladolid, estará dos meses fuera. Es un jugador de peso dentro del vestuario por su veteranía y también uno de los capitanes.
Las ausencias en el centro del campo le han dado protagonismo en las últimas citas a la dupla formada por Gudelj y Agoumé. El franco-camerunés fue el primer refuerzo del último mercado invernal, una cesión que ha tenido continuidad con el acuerdo alcanzado con el Inter de Milán este verano de 4 millones por el 50% del pase del futbolista. Otra de las apuestas destacadas de Orta. En ese doble pivote relucen sus virtudes y salió ovacionado del Sánchez-Pizjuán cuando fue sustituido en el derbi.
Otro nombre propio es Peque, una de las peticiones de García Pimienta que se convirtió en el segundo fichaje del verano para el Sevilla y una de las dos inversiones más importantes de Víctor Orta tras pagar cuatro millones de euros al Racing por el futbolista, que ayer debutó con la sub 21. El catalán fue uno de los jugadores revelación de la pasada temporada en LaLiga Hypermotion y está cogiendo la titularidad en los últimos partidos. Después de colocarle como interior y, en Mendizorroza, en el extremo izquierdo, García Pimienta le ha encontrado sitio en la mediapunta. LaLiga es una evaluación continua y el próximo examen para la dirección deportiva llegará en enero con el mercado invernal.