Hay cosas en el fútbol que no dejan de sorprender. El caso de Dimitrievski en el Valencia tiene miga. El portero del Norte de Macedonia fue el primer fichaje del nuevo Valencia. Con Mamardashvili luciendo en la Eurocopa y su venta encarrilada, el club se movió más rápido de lo habitual y logró cerrar al arquero del Rayo que acababa contrato con un gasto de cero euros. Una buena operación para el nuevo portero titular del Valencia. Luego llegaron más incorporaciones, pero sin duda, la de Dimitrievski era la más segura. Rendimiento inmediato y contrastado. No del nivel del Georgiano, pero sin fallo.
La cosa empezó como se esperaba. Baraja le dio toda la pretemporada mientras se esperaba la venta definitiva de Mamardashvili. Incluso con el regreso del Georgiano a los entrenamientos, Dimitrievski seguía jugando. Pero la cosa cambió de forma rotunda en un abrir y cerrar de ojos. El Liverpool se lanzó a por el portero titular del Valencia y la operación dio varios tumbos hasta cerrarse en una compra dejando un año cedido al arquero en Mestalla. Duro golpe para el macedonio que pasaba de golpe a un segundo plano.
Desde ese momento, Dimitrievski no se ha vuelto a poner la camiseta de juego. Cero minutos oficiales y único fichaje que aún no ha debutado a las órdenes de Baraja. El mejor fichaje del verano sentado en el banquillo hasta que, probablemente, debute en la Copa del Rey ante un equipo del otro fútbol. La situación no es sencilla para el arquero que eligió Valencia entre varias opciones (acababa contrato y había equipos interesados en llevárselo gratis de España y Europa) precisamente porque tenía espacio para ser titular y mostrar su nivel.