¿Todos contentos? Muy pocos de hecho. Lo lamentable para todos ellos es que la FIFA ha demostrado una enorme capacidad para hacer oídos sordos a todas las críticas y al final, pase lo que pase, se sale con la suya.
Lo que es un hecho es que a Arabia Saudí no le falta dinero para ser sede del Mundial de Fútbol de 2034. A partir de ahí, según los cálculos de la FIFA, resolverá todo lo que venga… así como lo hizo Catar.
Cristiano Ronaldo fue el primero en salir a celebrar que había cumplido el objeto de su contrato en Al-Nassr, justamente lograr la sede del Mundial. No se esperaba menos.
Pero hay muchas molestias, que empiezan por un detalle al menos llamativo: el país sede fue elegido como único candidato a ser el organizador del evento, lo cual resumió la Federación de Noruega, en la voz de su presidenta, Lise Klaveness: «La votación no trata sobre quién obtiene las Copas del Mundo de 2030 y 2034: eso ya se ha decidido», dijo en un comunicado.
De hecho, el Consejo de la FIFA había hablado de un «principio de rotación de confederaciones» para asegurar que cinco de sus seis confederaciones (CONCACAF no porque es sede del Mundial 2026) tuvieran ocasión de ser sede de una Copa Mundo, lo que hacía que Asia, que viene de albergar del torneo del 2022, tuviera que esperar hasta 2042. Nada de eso se respetó, China no se presentó como candidata y solo quedó Arabia Saudita. Curioso, por decirlo menos.
¿Otro Mundial en invierno?
Pues sí, La FIFA tuvo la precaución de organizar los calendarios internacionales hasta 2030, justamente esperando a esta ‘inesperada elección’ de la sede árabe para 2034, y es claro que, igual que hizo con Catar, traslade todo al final del año, cuando el clima permitirá el normal desarrollo de los partidos en épocas de invierno.
Y es que habrá que modificar no solo las ligas o los torneos continentales sino tener en cuenta el Ramadán (del 11 de noviembre al 10 de diciembre de 2034), fiesta religiosa musulmana, o la peregrinación anual del Hajj, cuando más de 1,5 millones de peregrinos viajan a Arabia Saudita desde todo el mundo por motivos religiosos.
¿Estadios a tiempo?
La construcción de los estadios también es un tema muy sensible. Si bien los escenarios estuvieron listos a tiempo y cumplieron a cabalidad en Catar 2022, hubo denuncias muy serias por muertes de trabajadores migrantes que fueron reclutados para trabajar en jornadas y situaciones climáticas inhumanas, lo que habría producido hasta 500 víctimas , aunque según The Guardian la cifra podría ser del doble.
Y es que Arabia Saudí prometió 11 nuevos estadios, que van desde uno construido en el borde de un acantilado en Neom, una ciudad «futura» aún por construir, así como uno ultramoderno dentro de una ciudad inteligente lineal, a 350 metros sobre el nivel del suelo. Garantizan energía renovable, fuentes eólicas y solares y demás, pero ¿a qué costo en vidas?
Mucho descontento
Para los jugadores el proceso migratorio de los jugadores no es del todo feliz. El ex defensor del Manchester City, Aymeric Laporte, firmó para Al Nassr pero no juega porque dijo: «muchos jugadores están descontentos… En cuanto a calidad de vida, esperaba algo diferente porque, al final, aquí pasas tres horas al día en el coche. Riad es un desperdicio de tráfico, de tiempo perdido en el coche». Los demás simplemente no cuestionan.
La FIFA sigue haciendo oídos sordos a los grupos de derechos humanos que aseguran que hay graves irregularidades en ese lado del mundo: «FIFA estableció normas claras de derechos humanos que cualquier país candidato debe cumplir, pero está claro que la candidatura de Arabia Saudita para la Copa del Mundo 2034 actualmente está muy lejos de cumplirlas», dijo Steve Cockburn, jefe de Derechos Laborales y Deporte de Amnistía Internacional, en declaraciones citadas por ESPN.
«El plan de derechos humanos de la candidatura simplemente ignora muchos de los enormes riesgos asociados con albergar un evento deportivo de tal magnitud en un país con un historial de derechos humanos tan atroz.No dice nada sobre la brutal represión de los activistas de derechos humanos o la criminalización de las personas LGBTI, ni tampoco detalla cómo pondrá fin en la práctica al abusivo sistema kafala que explota a los trabajadores migrantes. Es asombroso que tales riesgos flagrantes puedan ser tan descaradamente ignorados», concluyó.