
La llegada de Xabi Alonso al banquillo del Real Madrid no es únicamente un relevo generacional en el cuerpo técnico, sino también un ejercicio de claridad y firmeza en la toma de decisiones. Desde el primer día, el nuevo entrenador ha transmitido un mensaje diáfano: su proyecto gira en torno a Kylian Mbappé. Una apuesta directa y cargada de lógica.
La temporada pasada, Carlo Ancelotti intentó un equilibrio entre Vini y Mbappé como referentes ofensivos y del vestuario. Una fórmula que, aunque comprensible, terminó diluyendo a ambos. Ni el brasileño ni el francés lograron sentirse plenamente protagonistas en un sistema que buscaba dar cabida a dos estrellas de naturaleza distinta. El resultado fue un Real Madrid irregular y con un punto de indefinición en su jerarquía.
Xabi Alonso ha evitado esa ambigüedad. Ha sabido leer lo que supone tener en su plantilla a un futbolista que garantiza, como mínimo, 40 goles por temporada, con capacidad real de llegar a los 50 ó 60. Mbappé no es solo un goleador, es un jugador total: explosivo, autosuficiente, letal en espacios abiertos y decisivo en partidos grandes. Además, llega en el momento perfecto de su carrera: con la madurez competitiva de quien ha vivido finales de Champions y Mundiales, y con la ambición intacta de quien todavía siente que tiene que conquistar la historia del Real Madrid.
El movimiento de Xabi Alonso también tiene un valor estratégico. Escoger a Mbappé como líder no significa menospreciar a Vini ni al resto de figuras, sino ordenar la jerarquía. El vestuario siempre necesita un punto de referencia indiscutible y hoy en día nadie encarna ese papel mejor que el francés. Su comportamiento dentro y fuera del campo refuerza esa elección: profesional, competitivo y con una conducta ejemplar que lo convierte en el capitán silencioso de un proyecto que busca dominar Europa.
Aquí se refleja la inteligencia de Xabi Alonso. Consciente de que el Real Madrid vive de las grandes individualidades, ha preferido dar un paso hacia la claridad y dejar atrás los experimentos. Apostar por Mbappé como piedra angular es apostar por la eficacia, por el gol y por la grandeza. Y, sobre todo, por un futbolista que ya no solo quiere ser estrella, sino leyenda.
En definitiva, la decisión de Xabi Alonso es la de un entrenador que entiende que el fútbol de élite se sostiene sobre convicciones firmes. Y la suya, por ahora, es incuestionable: el Real Madrid de Xabi empieza y termina en Kylian Mbappé.
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