
El Sevilla se presentó en la sexta jornada de LaLiga con confianza. Después de encadenar tres partidos sin perder en los que dejó buenas sensaciones, especialmente en Mendizorroza, había despertado ilusión en una afición necesitada de alegrías. Pese a que enfrente tenía a uno de los mejores conjuntos del campeonato como es el Villarreal, el objetivo era doble: estrenarse ganando en casa esta temporada y firmar dos triunfos consecutivos, algo que no consigue desde abril de 2024.
Matías Almeyda revolucionó la alineación del Sevilla debido al desgaste físico, fruto de la entrega que exige. Hasta ocho cambios aplicó el técnico respecto al once de Vitoria. Solo repitieron Odysseas, Azpilicueta y Suazo,y justificaron el porqué; el griego salvó en varias ocasiones a los suyos, el navarro ordenó la zaga y el chileno no escatimó en arrojo y carácter. Si bien el cuadro hispalense mantuvo su sello competitivo, volvió a transmitir fragilidad defensiva. El Villarreal detectó espacios a la espalda de los carrileros contrarios y buscó en largo a sus extremos. Así se gestó el 0-1, una bofetada con la que los locales empezaron a espabilar.
Una vez más, el Sevilla se revela ante la adversidad. Respondió con arreones al ritmo de las gradas, contagiado por la intensidad que su equipo imprime a cada acción. Almeyda ha logrado meter a todo el mundo en la película, incluso a Januzaj. En su segunda titularidad como sevillista, el belga cuajó su mejor partido desde que llegó, encarando rivales, organizando el juego e implicándose en los duelos como nunca se le ha visto. De sus botas nació la jugada del empate de Sow y se marchó reventado y ovacionado, por más que resulte inaudito.
Exceso de riesgo
«Con estas ganas de querer cambiar la historia de local, se va muchas veces sin pensar«, expresó Almeyda tras el partido, reconociendo que se dejaron «llevar por el impulso». Al igual que su propuesta de fútbol, el argentino también arriesga en su gestión de los cambios. Agotó las sustituciones a falta de veinte minutos y le salió mal, pues por más que intenta dosificar a Nianzou con tal de recuperarlo, el francés se lesionó de nuevo, dejando a los nervionenses con uno menos y en una situación compleja.
Ajeno a las dificultades, este Sevilla no se conforma nunca con menos que el triunfo y se lanza con valentía a por la remontada. Sin embargo, pagó cara su ambición, pues el Villarreal lo castigó marcando el 1-2 en los minutos finales. Los merecimientos en el fútbol sirven de poco y en algunos casos más vale pájaro en mano. Aun con la derrota, el público agradeció con aplausos el esfuerzo, la garra y la personalidad que observa en cada partido. Este equipo no negocia en ponerle corazón, pero debe aprender a jugar con más cabeza.
English
Français
Español 



