
Aparece en el horizonte el primer derbi entre los eternos rivales de la temporada, un partido que ha llegado envenenado en las últimas campañas y que lo sucedido en el ejercicio anterior en los enfrentamientos tanto en Liga (suspensión temporal del partido del Metropolitano) como en Champions (doble penalti), no ha ayudado a que se normalice una relación, que parece enquistada, y que tan solo la salvan los dos presidentes, Florentino Pérez y Enrique Cerezo.
Como ha sucedido en los últimos veranos, el del 2025 ha sido testigo de algún cambio de acera, siempre hablando de jugadores mayores de 16 años. Los movimientos de cantera han vuelto a levantar rumores y suspicacias. Hay que apuntar la llegada al Real Madrid, procedente de la formación rojiblanca, de Gabriel Suárez Castrelo, centrocampista ofensivo en edad juvenil, que los dirigentes rojiblancos apartaron de la competición desde el pasado mes de enero en cuanto tuvieron la sospecha de que tras su renuncia a renovar, estaba el interés del Real Madrid.
El Atlético, por su parte, incorporó al portero internacional sub-21 Mario de Luis, futbolista al que el club blanco le dio la carta de libertad en el pasado verano, y que inmediatamente firmó por el Atlético de Madrid, para ser el titular del primer filial que dirige Fernando Torres.
Desde que Atlético de Madrid y Real Madrid caminan cada uno por su lado, uno y otro miran al vecino como un equipo más y si pueden tantear o fichar a jugadores que les interese, así lo harán, algo que viene sucediendo en los últimos veranos. Las dos entidades se mueven por caminos divergentes en muchos temas políticos-deportivos y se manifiesta de lleno en aquello de buscar en la cantera ajena lo que puede mejorar la propia.
Lo cierto es que los partidos que disputan ambos equipos en el Metropolitano se cargan de tensión especialmente. En ocasiones, desde la grada y en otras, en el césped, con el famoso doble toque en el penalti lanzado por Julián Alvarez, en la tanda que dejó fuera al Atlético de los cuartos de final de la Champions y la consiguiente caja de resonancia que se formó alrededor de lo sucedido.
Florentino Pérez y Enrique Cerezo sí que mantienen una buena relación, de respeto máximo, poniendo por delante lo que sucede en el día a día de ambas entidades, que como ha sucedido en los últimos años, está bajo mínimos. Hoy, ambos presidentes volverán a dar ejemplo de lo que es mantener una relación cordial, dentro de una tensión que se palpa en la casi nula relación entre los dos clubes.
La relación de Miguel Ángel Gil con los dirigentes del Real Madrid se puede considerar inexistente. Lo sucedido alrededor de la Superliga fue el detonante, bajo el cual en el Bernabéu cambió la idea respecto a la cara visible del Atlético.
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