Denis Suárez (Salceda de Caselas, 1994) está convencido de que el Alavés puede dar un paso más esta temporada: asegurar la permanencia y mirar hacia arriba con ambición. Cercano, directo y con la sonrisa de siempre, atiende a MARCA tras romper todas las etiquetas del fútbol. Ahora, antes de recibir al Madrid en Mendizorroza, el centrocampista gallego repasa su imperdible carrera deportiva… y la llegada de un rival enrabietado y con la necesidad de ganar para no poner fin al proyecto de Xabi Alonso.
PREGUNTA: Lo primero de todo, enhorabuena. Padre primerizo. ¿Cómo lo estáis llevando?
RESPUESTA: Bien, de momento bien. Días buenos, días malos, como todo, pero bien.
P. Entiendo que la ayuda de su mujer que está siendo clave, ¿cómo os organizáis para ser un padre presente?
R. Sí, obvio. La ayuda suya es primordial. Al final pasa mucho más tiempo con el niño que yo, lo cual se lo agradezco muchísimo. Luego nos turnamos cuando yo estoy en casa.
P. Al lío. Un perfil único y muy interesante por todo lo que has vivido en el fútbol. Arranquemos desde el principio…
R. Mi primera etapa en la cantera del Celta fue buenísima. Me fui allí siendo alevín de segundo año, que fue cuando se iniciaban los alevines en el Celta; antes no había. Hice todas las etapas hasta juvenil. De hecho, jugué en el Celta B. No llegué a debutar en partido oficial con el primer equipo; debuté en un amistoso, pero no en competición oficial hasta que me fui a Manchester. Siempre me he considerado cantera del Celta y así será toda la vida.
P. Antes de irse al Manchester City, me cuentan que tuviste una oferta del Real Madrid. ¿Cómo fue aquello?
R. Fue en infantil de segundo año para cadete de primer año. Hubo interés, pero mi intención era llegar al primer equipo del Celta. Yo soy muy celtista. Además, estaba muy a gusto en casa, con mi familia y con mi gente. Soy de los que piensan que, si se tienen que dar las cosas, se acabarán dando igualmente. No creo que haya necesidad de que un chico de 12, 13 o 14 años tenga que salir de casa para irse a otra ciudad sin sus padres, sobre todo cuando tienes la posibilidad de hacerlo en tu propia casa. Entiendo que si no existe esa posibilidad te puedas animar, o que los padres te animen, pero en mi caso no era así. Aun así, es una decisión complicada; no deja de ser un tren importante que pasa una vez.
Mis padres me dijeron que había interés del Real Madrid y yo les dije que a mí me gustaba el Celta. Fue una conversación rápida y sencilla
Mi marcha al City con 17 años fue diferente, una situación límite para el club y una oportunidad que resolvía la vida de mis padres
Denis Suárez junto a Neymar, Messi, Luis Suárez y Busquets.
P. ¿Cómo de difícil fue tomar esa decisión?
R. Fue una decisión tomada entre mis padres y yo. Ellos me dijeron que había interés del Real Madrid cuando yo era infantil de segundo año y yo les dije que a mí me gustaba el Celta. Era un niño inocente y mi ilusión era jugar en el Celta. Fue una conversación rápida y sencilla.
P. Sorprende que con solo 17 años decidiera irse a Inglaterra con el Manchester City. ¿Qué factores pesaron más en esa decisión?
R. Era un momento totalmente diferente. Era una situación límite para el club y una oportunidad que resolvía la vida de mis padres, que habían trabajado siempre. Me llevaban a entrenar, me llevaban a los partidos y se turnaban en los trabajos para hacerlo. Era una situación que les resolvía la vida. Además, ellos vinieron conmigo a Manchester; el club hizo un esfuerzo para que vinieran. El Celta necesitaba que yo me fuese, así que fue una decisión mutua. Salimos ganando todos, tanto el club como la familia.
P. ¿Qué fue lo más duro de llegar a Manchester? La soledad, presión, miedo a fracasar…
R. Fue un cambio fue muy drástico. Yo venía de mi pueblo y no había madurado del todo. Tenía 17 años, pero había vivido siempre allí. Iba a Vigo a entrenar y a jugar; no salía de ocio ni con amigos. Imagínate plantarte en Manchester y, nada más llegar, irte de pretemporada con el primer equipo. Fue un cambio brutal. Yo entrenaba día a día, pero mis padres lo pasaron mal porque no entendían nada de inglés. En casa hablaban gallego y nunca habían estado en Inglaterra. Fue un cambio muy duro para ellos, pero estaban allí por mí, y se lo agradezco mucho.
P. ¿Hubo noches en las que pensaste en volver a casa?
R. Sí, algunas. No muchas, pero alguna noche sí. De porqué estaba ahí y no en el Celta.
P. Tenías claro que el objetivo era triunfar en la élite…
R. Firmé tres temporadas. Cuando llegué a Manchester ya había tenido la opción de ir a Barcelona, pero no cumplían los requisitos que pedía el Celta. Cuando me quedaba un año de contrato hubo un cambio de entrenador y llegó Pellegrini. Hice la pretemporada con ellos y el club consideró que sería bueno que saliese cedido. Estuve a punto de ir al Málaga, pero al final firmé por el Barcelona, que pagó un traspaso al Manchester City. Firmé cuatro años: uno en el filial, que en aquel momento estaba en Segunda, donde hicimos una gran temporada y quedamos terceros, y luego tres años de primer equipo. Cuando apuestan por ti y te dan la seguridad de que vas a ser jugador de la primera plantilla del Barça, no hay mucho que pensar. Además, siempre me ha tirado más el Barça que el Madrid.
P. Quizás la decisión que tomó de niño fue por eso…
R. No, en parte no, porque soy muy del Celta. Pero sí que entre los dos soy más culé.
Denis Suárez celebra un gol con el Barcelona.
¿Barça? Siempre he pensado que si me hubiese pillado un poco más mayor, quizá habría sido otra historia
En el Arsenal se truncó todo en la segunda semana, no podía hacer prácticamente nada… ni dar un pase
P. En el City coincidiste con Mancini y luego con Pellegrini, y con jugadores como David Silva o Balotelli. ¿Con qué se queda de esa etapa?
R. Me quedo con muchísimas cosas. Un aprendizaje terrible. Aprender otro idioma y compartir vestuario con David Silva, que para mí es uno de los mejores centrocampistas de la historia de España. Creo que en España no se le ha valorado lo suficiente por no haber jugado en el Real Madrid o en el Barça, pero en Inglaterra tiene una estatua fuera del estadio del Manchester City. Imagínate.
P. Es cierto que quizás siempre se le ha valorado más fuera que en casa…
R. Sí, yo creo que en España pesa mucho jugar en los grandes de aquí y somos muy del producto nacional. Me refiero a los que juegan en nuestra liga. Sí que ahora se ve un poco más la Premier y las ligas extranjeras, pero el seguimiento que tiene la liga para un aficionado español, pues eso es lo que yo considero que a Silva aquí en España no lo han considerado a la altura de por ejemplo Xavi o Iniesta por no haber jugado en el Real Madrid o en el Barcelona cuando ha sido título indiscutible en la selección con ellos.
P. Siguiendo con su carrera: Barça B, Sevilla, Villarreal… Diría que en el Villarreal llega tu primera gran explosión. ¿Qué te aportó esa etapa?
R. La etapa del Sevilla me aportó muchísimo. Nada más llegar jugué la Supercopa de Europa contra el Real Madrid. Todo fue muy rápido y empecé jugando mucho. Éramos una plantilla de 24 jugadores doblando posiciones, con un nivel increíble. Yo compartía posición con Éver Banega, que cuando llegó nadie esperaba el rendimiento que dio y ha sido uno de los mejores jugadores que han pasado por el Sevilla. Fue una temporada muy buena. Yo había firmado dos años y el Barça contaba conmigo al final de temporada, pero llegó la sanción. Al volver a Barcelona tenía que estar hasta enero sin jugar y en Sevilla habían planificado la temporada sin mí. Decidí ir a Villarreal porque sabía que iba a tener mucha más continuidad y mi objetivo era hacer otra gran temporada para poder volver al Barça. Tengo mucho cariño a la gente de Sevilla; me trataron muy bien y es un club especial para mí. Villarreal también lo es; he vivido dos etapas allí y la primera, con Marcelino, fue clave para volver al Barcelona.
P. Mirando atrás, ¿qué cambió en su forma de pensar o de jugar tras su experiencia en el Barça?
R. Salí mucho más maduro. Siempre he pensado que si me hubiese pillado un poco más mayor, con más experiencia, quizá habría sido otra historia. Coincidí con Iniesta, Rakitic y Busquets en su mejor momento, venían de ganar el triplete. La transición vino después, cuando yo ya no estaba, cuando salieron esos jugadores y subieron los chicos de la cantera.
P. En un club tan grande, ¿qué es más duro: la exigencia del club o la autoexigencia que se impone para triunfar allí?
R. Las dos, porque cada partido es un examen y todo pasa muy rápido. Juegas cada tres días; el partido que jugaste ayer ya no cuenta, cuenta el siguiente. Hay que tener mucha regularidad, y eso no es fácil. Tampoco es fácil tener continuidad. Sabes que estás en un examen constante cada partido. Creo que Barça y Madrid son los equipos más exigentes del planeta, también por el ruido externo que tienen alrededor. Yo estuve en Inglaterra y aquí hay dos periódicos que cubren al Madrid que tienen que rellenar veinte páginas diarias. En Barcelona pasa igual; en Inglaterra no pasa. Hay televisiones que hablan constantemente y al final se retroalimentan unos de otros porque hay que dar información. Hay gente que no es capaz de soportarlo. Si te soy sincero, no es algo que me preocupe demasiado, pero sí es cierto que hay otros chicos que no lo aguantan, y está pasando actualmente en el fútbol.
P. ¿Entiendo que el consejo que da a los más jóvenes es apartarse de ese ruido mediático, de las redes sociales y de la prensa?
R. Sí, pero es muy difícil. Hoy en día todo el mundo está al alcance con el teléfono; puedes escribir a quien sea. Antes eso no pasaba.
Cuando te dicen algo y luego sucede, crees mucho en ello… eso me pasó con Coudet
Denis Suárez controla el balón en un partido contra el Real Madrid.
P. Después de esos años en el Barcelona regresas a Inglaterra, una cesión al Arsenal y en el segundo partido te rompes…
R. Yo me fui al Arsenal porque no estaba teniendo continuidad en Barcelona. Unai me llamó e insistió mucho en mi fichaje y para mí era una oportunidad única: volver a la Premier, a un club tan grande como el Arsenal, e ir a Londres. Llegué allí y en el segundo partido tuve un problema en el pubis que me limitó muchísimo. No podía hacer prácticamente nada. Fue en un partido de Europa League contra el BATE Borisov. Noté una molestia que me limitaba mucho; no podía ni dar un pase. A las dos semanas de estar allí se truncó todo. Para mí era una oportunidad única. Iba con la idea de hacer unos grandísimos seis meses y quedarme allí, pero al final no se dio por este tema. Aun así, agradecido por la oportunidad de haber estado en un club tan grande. Fue una experiencia más.
P. ¿Ese paso por el Arsenal le dejó más aprendizaje o frustración?
R. Las dos cosas. Aprendizaje, porque al final son situaciones que no puedes controlar y que le pasan a tu cuerpo. Quizá en ese momento habría cambiado otras cosas. Y frustración, porque fui con muchas ganas y en dos semanas se truncó todo.
P. Después regresas a casa, al Celta.
R. Sí, vuelvo a Vigo. Siempre quise volver a casa y era el momento idóneo. El club venía de salvarse en la última jornada y yo necesitaba volver a sentirme importante. Ya estaba recuperado y empezamos esa etapa que recuerdo con muchísimo cariño. Es el club de mi vida, donde soy socio desde pequeño. Jugar en casa, con mi familia y con mi gente cada fin de semana, no solo fue cumplir un sueño mío, sino también un sueño de mi familia.
P. Coincides también con el Chacho Coudet.
R. Sí, es un entrenador súper importante en mi carrera. Cambió un poco mi posición.
P. Mucha gente se quedó con su versión más ofensiva del Villarreal o del Barça. Ahora eres un mediocentro mucho más completo.
R. Sí, gracias al míster, que apostó por mí en esa posición. Cuando llegué a Vigo me dio la posibilidad de jugar ahí, una posición que me encanta. Por eso también estoy aquí con él ahora, porque confía mucho en mí y yo confío mucho en él. Es algo mutuo. En Vigo salió muy bien y aquí también está saliendo bien.
P. ¿Cómo llevaste esa transformación de posición?
R. Él me explicó lo que quería de mí y yo se lo devolví en el campo. No es solo cambiar de posición y ya está; es un trabajo diario. Me dijo que tocaba veinte o treinta balones por partido y que tenía que tocar sesenta, setenta u ochenta. Que recorría cierta distancia y que tenía que doblar esos registros porque consideraba que tenía capacidad. Día a día, trabajando, ves que las cosas van saliendo. Cuando te dicen algo y luego sucede, crees mucho en ello.
Denis Suárez celebra un gol con el Alavés.
Me dijo que tocaba 20 o 30 balones por partido y que tenía que tocar 70 u 80. Que recorría cierta distancia y que tenía que doblar esos registros…
Cuando empiezas a jugar al fútbol la gente te pone muchas etiquetas: jugador talentoso, con calidad, detalles durante el partido… pero el fútbol es mucho más que eso
P. Estás entre los centrocampistas con mejores datos de la Liga y de las cinco grandes Ligas.
R. Ya tenía datos muy buenos en Vigo y aquí los estoy volviendo a tener. Al final, como decías antes, cuando empiezas a jugar al fútbol la gente te pone muchas etiquetas: jugador talentoso, con calidad, detalles durante el partido… pero el fútbol es mucho más que eso. Y la gente se sorprende o lo ve de otra forma. Yo estoy encantado aquí con él y pensando en seguir jugando aquí.
P. ¿Qué tiene el Alavés que os engancha tanto?
R. Vitoria es una ciudad muy cómoda, bonita y pequeña, donde puedes hacer casi todo caminando. El club es muy familiar. Tenemos que cambiar un poco la mentalidad para hacerlo crecer más. La afición anima y apoya muchísimo; si tú das, ellos te dan.
P. ¿El objetivo es mirar hacia arriba?
R. Sí. Ahora estamos undécimos y hay que seguir creciendo, mirar hacia arriba y dejar de mirar atrás. Creo que el club lleva muchos años centrado en lo que viene por debajo y estoy convencido de que podemos competir con lo que tenemos por encima.
P. ¿Qué objetivos personales se marca ahora?
R. Jugar prácticamente todo de aquí a final de temporada, si el cuerpo me lo permite. Seguir siendo de los mejores centrocampistas en acierto de pase y en distancia recorrida, dar asistencias, meter goles y hacer una gran temporada que ayude al club a dar un paso más.
P. Recibís en Mendizorroza al Real Madrid. ¿Qué es más complicado: un Madrid feliz… o enrabietado y con la necesidad de ganar?
R. No lo sé. Es un equipo impredecible que no sabes por dónde te va a salir. Sabes que tienes que hacer las cosas muy bien y que ellos no tengan un gran día para ganarles. Estamos encajando pocos goles y tenemos que seguir así. Nos cuesta marcar porque vamos a resultados muy cortos, pero tenemos que hacer un gran partido.
P. ¿Cómo preparáis el partido?
R. Queremos volver a ganar en casa. Para nosotros es clave: de los 18 puntos que llevamos, 14 son en casa. Eso indica que aquí somos un equipo fuerte. Es un partido que gusta, que todo el mundo ve, y el equipo siempre da un extra.
P. La grada también tendrá un papel importante…
R. Espero un estadio lleno, que nos anime mucho. La afición es consciente de que, si ganamos, nos ponemos peleando por cosas importantes. Ganar nos pondría con 21 puntos y cerca del sexto, séptimo u octavo puesto. Ojalá podamos estar ahí.
P. Su objetivo con el Alavés…
R. Mi objetivo es que el Alavés acabe entre los diez primeros y, si podemos dar un salto más, mejor. Hay que ir paso a paso porque cuesta muchísimo ganar en esta liga y hay mucha igualdad.
P. Últimas dos preguntas. ¿Le falta algún título por conquistar?
R. Ojalá pelear por la Copa del Rey aquí con el Alavés. La gané dos veces con el Barça, pero hacerlo aquí sería algo increíble y muy especial.
P. Desde la experiencia, ¿qué consejo le darías a un joven que sale de su ciudad al fútbol internacional?
R. Que disfrute mucho de la experiencia y del día a día, porque el fútbol pasa muy rápido. Un día estás aquí y al siguiente en otro sitio, y todo va muy deprisa.
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