El Kun Agüero habla de él «como una bendición». Para Iniesta «es uno de los mayores talentos de nuestra generación». Según David Villa «es un futbolista especial». Quique Sánchez Flores le califica de «talento desorbitado». Todos ellos y muchos más trazan en MARCA el perfil futbolístico de David Silva (Arguineguín, 1986), el hombre del ingenio en la Real Sociedad al que espera un derbi vasco ante el Athletic, la contraseña de un partido con un faro en el calendario.
Donde otros ven niebla él atisba un pase. En un fútbol sin espacios encuentra un milímetro oculto. En un juego de centésimas domina el cronómetro. En Arguineguín, una especie de mini Brasil, con balones de goma y postes con montoncitos de piedras, inició una carrera que le llevaría por Valencia, Eibar, Vigo, Manchester y San Sebastián. Cabeza alta, balón pegado al pie izquierdo y a jugar, como en el concurso televisivo.
Fue una bendición tenerle tanto tiempo de compañero en el City; ve la jugada unos segundos antes que los demás, en cualquier momento te dejaba mano a mano con el arquero
En el filial valencianista su primer técnico fue Voro, un clásico del club, quien rememora cómo Silva «en la 2003-04, recién cumplidos los 18 años, era un jugador al que todavía le faltaba formarse muscularmente. Era endeble físicamente, pero yo observaba que cuando le dabas la pelota de las dos o tres opciones que tenía siempre elegía la mejor. Con el balón te daba muchísimas soluciones y contrastaba con las cualidades físicas que debía adquirir».
No sería el último contacto de Voro:»En la 2007-08 le tuve de entrenador en los últimos partidos y la verdad es que ya era un jugador superimportante, jugaba detrás del segundo punta, se movía por todas las partes del campo y con el balón en los pies ofrecía soluciones al equipo. Era ya maduro y con un rendimiento brutal».
A Voro no le sorprende el tamaño de su carrera: «Siempre se ha cuidado mucho. Es un poco introvertido, pero sí que tiene carácter, lo que pasa es que lo demuestra para sí mismo. Es un gran profesional. Ha trabajado en silencio, ha crecido y ha dado un recital en toda su trayectoria de cómo hay que manejar el balón, de cómo hay que jugar en diferentes posiciones y de ahí su brillante trayectoria».
En 2004 se fue al Eibar en Segunda, un punto en el mapa ideal para licenciarse y blindar el cuerpo y el espíritu. El entrenador era José Luis Mendilibar, que recuerda un reclutamiento que fue «una casualidad. Terminaba agosto, necesitábamos alguien por la izquierda y el director deportivo, Javi Pérez, me habló de un chico del Valencia B que nos habían ofrecido. Yo no le conocía de nada, pero dijimos que sí».
Es un futbolista especial, sabes que en cualquier movimiento que hagas al espacio él va a tener la capacidad, la visión y la calidad de entregarte ese pase
Mendilibar recuerda «un invierno de frío y nieve, él lo pasó mal, pero le ayudó. Nos dio mucho y espero que nosotros a él también. No le pusimos en la izquierda, le colocamos en la mediapunta».
La licenciatura en Eibar
Lo primero que impactó en el entrenador fue «cómo entrenaba. Con 18 años estaba sin hacer, pero no se achicaba. Ni en campos blandos ni mojados ni en ningún sitio. Si había que ir a la guerra iba a la guerra. Si con la calidad y el talento que tenía iba a la guerra pues sale un jugador así».
Para el técnico, Silva «tácticamente lo tiene todo. Sabe cuándo parar, cuándo jugar de primeras y con el tiempo mejoró para hacer más goles. Cuándo hacer las cosas lo tiene clarísimo, y la pausa y la visión de juego las ha tenido siempre, desde crío».
Es uno de los mayores talentos de nuestra generación. Tiene una pierna izquierda fantástica, una gran visión de juego y un estilo muy elegante
Mendilibar estima cómo «ahora en la Real se nota lo que hace. Físicamente no estará como hace seis años, pero como es así de bueno técnicamente y tácticamente y además tiene esas ganas y esa competitividad, pues se nota».
El entrenador afirma que Silva «ha sido uno de los mejores que he entrenado, uno de los mejores centrocampistas de la historia del fútbol español. Si hubiera jugado en el Barça o en el Madrid se le habría encumbrado mucho más».
La personalidad de un ganador
En ese ecosistema el capitán del equipo era Gaizka Garitano, actual entrenador del Eibar. «Se adaptó muy bien, era humilde. Él era muy joven y yo era el capitán del equipo. Nos llamó la atención que era muy competitivo. Se marcaba territorio, nuestro centro del campo era muy fuerte, con gente que rascaba, pero él no se achantaba y te rascaba él a ti», declara.
De su físico, Garitano aclara que «no me pareció endeble, ya vimos que iba a ser un gran jugador. Lo que más me impresionaba era su personalidad. Aparte de su calidad, metía el pie, presionaba, apretaba arriba, en definitiva lo tenía todo. La calidad la tienen muchos, pero él unió el sacrificio, su manera de ser, la constancia. Eso es tener calidad competitiva. Es un ganador».
En la radiografía táctica Garitano subraya que Silva «se coloca muy bien en el campo. Es bueno tácticamente. Recibe muy bien. Siempre recibe de espaldas a la presión. Está bien colocado para girar. Es inteligente, como pasaba con Iniesta, Xavi, Guti, esos jugadores. Entiende el juego y físicamente es muy resistente».
De vuelta al Valencia, tras las cesiones al Eibar y al Celta, pasa a las órdenes de Quique Sánchez Flores en la campaña 2006-07. El técnico del Getafe recuerda así a Silva:»Lo que más me llamó la atención en los primeros entrenamientos fue la facilidad que tenía para darle continuidad a la pelota, la inteligencia, la interpretación, la precisión y todos los mecanismos que nos empezó a enseñar con 19 años en la primera temporada con el Valencia porque se iba a hacer otra cesión al Celta».
Si había que ir a la guerra iba a la guerra. Si con la calidad y el talento que tenía iba a la guerra pues sale un jugador así. Si hubiera jugado en el Barça o en el Madrid se le habría encumbrado mucho más
Era un primer muestrario para el técnico que recuerda cómo «luego todas esas cosas se confirmaron en el segundo año en el Valencia cuando se juntó con Villa, Morientes etc. La visión de juego era extraordinaria».
Recibir, orientarse y pasar
Para el entrenador se trata de un futbolista con «capacidad de ver el juego, de hacer lectura rápida y precisa, de moverse en espacios muy reducidos, entre líneas, de recibir, orientarse y dar continuidad a la jugada. Hace el juego mejor y lo mejoraba en cada una de las zonas en las que intervenía».
En ese jugador de milímetros también incidió Guardiola en su momento. El entrenador del City definió a David Silva como «el mejor que he visto en los espacios libres. Nunca he visto a nadie moverse entre líneas como él».
Silva lució una década en la Premier y Quique reflexiona sobre su físico: «Es verdad que en la Premier contemplas siempre físicos rudos y contundentes, pero Silva, sin ser especialmente fuerte, demuestra que hay muchas formas de manifestar la fuerza».
Tiene la capacidad de ver el juego, de hacer una lectura rápida y precisa, de moverse en espacios muy reducidos, entre líneas, de recibir, orientarse y dar continuidad a la jugada
Quique observa que Silva «es un jugador al que es muy difícil de tirar. Baja el centro de gravedad, tiene fuerza cuando arranca. Lo que pasa es que los ojos se te van detrás de la belleza estética que tiene. Sin duda, es un jugador fuerte, mucho más de lo que aparenta y con un talento desorbitado, muy poco usual en un fútbol en ese caso como era el de la Premier donde estuvo tanto tiempo».
La sociedad con Villa
En el Valencia y en la selección española uno de sus socios de preferencia fue David Villa, quien le define como «un chico fantástico, siempre ayudando a todo el mundo. En el campo es un futbolista especial, total, de esos que para un delantero te beneficia todo el trabajo porque sabes que cualquier movimiento que hagas al espacio él va a tener la capacidad, la visión y la calidad de entregarte ese pase».
Para Villa «ha sido un placer ser compañero de él tanto tiempo por lo que hemos vivido tanto dentro como fuera del campo» y demuestra generosidad porque «muchos de mis goles, tanto en el Valencia como en la selección, han salido de sus botas».
Cuenta con una capacidad increíble de asociarse y ver pases que no existen
La complicidad con el Kun
En 2010 Silva fue traspasado al Manchester City. Un año después llega el Kun Agüero con el que forma una sociedad gloriosa. El argentino asegura que «haber tenido a David Silva como compañero durante tanto tiempo en el Manchester City fue una bendición».
«Es uno de esos jugadores inteligentes, sabios, de los pocos diría que ve la jugada unos segundos antes que los demás, que tiene una visión periférica que le permite tener el panorama completo y que por esa razón toma las mejores decisiones a la hora de asistir o habilitar a un compañero», dice.
Para el Kun el mediapunta canario «es generoso dentro del campo, cualidad que me gusta destacar porque eso es asistir. Es estar más pendiente del otro que de sí mismo y en especial, estar al servicio del equipo. Más aún en un fútbol donde hay tanta competencia y en algunos casos se peca de egocentrismo».
Esa época de complicidad en el Manchester City fue fructífera. Para Agüero fue «una suerte estar muchos años a su lado y disfrutar de su juego. No tengo dudas de que fue uno de los mejores socios, nos entendíamos muy bien. Yo sabía que tenía que estar atento porque en cualquier momento te dejaba mano a mano con el arquero. Y eso sucedió muchas veces».
El Kun no le pierde de vista: «Lo veo hoy jugando todavía al más alto nivel y sigo maravillado por las cosas que hace. Como lo determinante que fue hace unos días frente al Almería con un gol y una asistencia, de esas que tantas veces le vi hacer en una cancha. Y que confirma que a pesar del paso de los años, la calidad y la categoría, como la de David, no tienen fecha de vencimiento».
Tiene esa clase, esa visión, esa pausa, que al delantero se lo pone muy fácil. Su definición de mago es de verdad. Él ve lo que muchos no ven
La sociedad entre ambos fue de tal grosor que el Kun Agüero fue el autor del prólogo del libro con el que el Manchester City despidió la década de David Silva. El rastro del zurdo será eterno en la entidad. Una estatua lo atestigua en el exterior del Etihad Stadium. Su figura lleva el balón pegado al exterior de su pie izquierda y la cabeza bien levantada.
En ese club del pase y la clase también destellaba Andrés Iniesta, para el que «David Silva es uno de los mayores talentos de nuestra generación. Tiene una pierna izquierda fantástica, una gran visión de juego y un estilo muy elegante».
Iniesta recuerda que Silva «fue una pieza clave en los éxitos de la selección española y me alegro que continúe mostrando su calidad».
Lo que más me impresionaba era su personalidad, vio que en el Eibar se rascaba y metía el pie. Entiende el juego, sabe colocarse y siempre recibe bien para poder girarse. Es un ganador
Otro zurdo, Juan Mata, coincidió con el talentoso futbolista en el Valencia y la selección española. «Es un placer jugar a su lado. Hace mejores a los que le rodean y tiene una zurda mágica», manifiesta.
Mata recalca otra cualidad de Silva:»Cuenta con una capacidad increíble de asociarse y ver pases que no existen».
Marcar los tiempos
Un nuevo socio habla desde el Cádiz. Álvaro Negredo disfrutó de Silva en el City y en La Roja. «Es un placer jugar con un futbolista como él. Tiene esa clase, esa visión, esa pausa, que al delantero se lo pone muy fácil. Su definición de mago es de verdad. Él ve lo que muchos no ven», manifiesta.
Él tenía 18 años, pero yo observaba que cuando le dabas la pelota, de las dos o tres opciones que disponía, siempre elegía la mejor
Negredo incide en «la pausa que le da, cómo marca los tiempos, cómo tiene esa tranquilidad para en cualquier momento del partido desequilibrarlo en una jugada».
De su extensa trayectoria y su rendimiento actual con 37 años, Negredo asegura que «no me sorprende su longevidad porque le conozco, se cuida, sigue compitiendo. Es cierto que a todos la edad nos pasa factura, pero él tiene esa pausa cuando controla el balón que no necesita otras cosas».
Un Real Sociedad-Athletic no admite pausas salvo que por Anoeta se pase un mago, David Silva.