Gattuso, otra víctima del sistema

La eliminación del Valencia en Copa, en un horrible partido ante el Athletic, giró por primera vez el punto de mira hacia Gennaro Gattuso. Con el equipo a tres puntos del descenso, una semifinal de Copa le habría dado una tregua a una afición a la que la ilusión le duró un par de meses. El técnico vino con el objetivo de «dotar al equipo de un estilo de juego», que ahora mismo es irreconocible.

El Valencia

alegre y atractivo

, con el que el valencianista se sentía identificado en

Mestalla

, empezó a dejarse puntos inexplicables (

Elche, Mallorca, Cádiz)

y ahí empezaron las

dudas

. Después, la

lesión de Nico

-un futbolista de 21 años cedido por el Barcelona- trastocó los planes del técnico de una manera

desproporcionada

. Y la

falta de diligencia

para resolverlos con un refuerzo en el

mercado de invierno

, disparó las

dudas

en la

pizarra

y en el

césped

.
Cuesta creer que el mismo que Gattuso que, siendo jugador

derrochaba genio y carácter,

aparezca

abatido

después de los últimos partidos

incapaz

de encontrar una

explicación

a lo que le pasa al equipo. Se traicionó con cambio de dibujo (del 1-4-3-3 al 1-4-4-2) y ahora

se arrepiente

de haber contribuido a la

confusión

de la plantilla.
Pero si quitamos lo estrictamente futbolístico,

Gattuso se ha topado con una realidad

que seguramente nadie le explicó, la misma que

sufrieron sus predecesores

. El Valencia

no padece un síndrome autodestructivo

-como puede parecer desde fuera-, sino que se soporta sobre el

difícil equilibrio

de una afición entregada a un

escudo

y

rebelde

contra la gestión del accionista mayoritario

Peter Lim

, con quien los proyectos van menguando año tras año.
En ese clima de

indignación

, hay quienes no entienden que ir a la puerta de Mestalla a

insultar o perseguir a futbolistas de 20 años

cuando salen en sus vehículos es

estúpido e injusto.

Además de

peligroso

para ellos mismos y otros peatones. También es contraproducente

pitar a los futbolistas en Mestalla

, que se van arrugando poco a poco ante los rivales.
Aunque sin experiencia en España, Gattuso sí que tuvo la

intuición

suficiente para entender que «

la camiseta del Valencia pesa»

y que se marcaba como objetivo

«sumar cuanto antes 40 puntos».

Por su bien y el del equipo, el valencianismo se encomienda a su clarividencia para encontrar la solución. La temporada parece finiquitada y justo ahora llega

lo más difícil.