
El tema de los árbitros y sus decisiones, principalemente en contra, viene siendo protagonista en los últimos meses en el Cádiz, pero también en un Betis cuyos aficionados lucieron miles de cartulinas negras de protesta antes y durante el derbi andaluz. Tras el choque ambos tendrían, otra vez, motivos para nuevas quejas puesto que los verdiblancos protestaron una rigurosa expulsión de Canales y el Cádiz, minutos después, vio cómo Cuadra Fernández perdonaba la segunda amarilla y la expulsión a Ayoze:
Una por otra, que diría aquél. Pero el encuentro derivó en una guerra innecesaria con una grada encendida y unos jugadores verdiblancos que bien pudieron acabar con menos de los nueve con los que terminaron. Lo que parece una constante ya es que el tema arbitral es recurrente y habitual en las tertulias cadistas, pero también en equipos como el heliopolitano, el más castigado por las tarjetas rojas en las cinco grandes ligas.
Pocas conversaciones hay sin que se hable -normalmente mal- de los árbitros, jueces a los que se acusa de que, con sus decisiones, decantan los partidos hacia un lado u otro, olvidando que los goles son la verdadera salsa y los culpables finales de lograr los éxitos deportivos. Nadie en La Tacita de Plata olvida decisiones que han perjudicado seriamente los intereses amarillos y que bien se podrían poner en un comunicado como hizo hace dos días el otro equipo de la ciudad hispalense, el Sevilla.
El Cádiz esta vez sí aprovechó la superioridad numérica
Pero la realidad es que cuando el Cádiz ha jugado con el viento a favor, contra un equipo en inferioridad numérica, por ejemplo como le ha ocurrido ante el Getafe (con expulsados en ambos partidos) pocas veces logró sacar una victoria. Hoy sí lo hizo en Sevilla y ante el Betis en un momento clave de la temporada. El encuentro recordó en muchas fases, a lo vivido en el tramo final del duelo cadista ante el Getafe de hace unas semanas en el que la grada y el equipo amarillo entraron en una espiral peligrosa y perjudicial para sus intereses.
El empate in extremis del Mallorca ante el Valladolid había dejado al Cádiz con la necesidad de puntuar. Y lo que hizo fue ganar, seguir dando la misma buena imagen de la segunda vuelta y sumar tres puntos clave en un campo y ante un rival frente al que, en Liga, no había logrado vencer nunca en los últimos treinta y tres años. Una victoria histórica por ser la primera y por el momento en el que llega, en un marco donde los árbitros están siendo los tristes protagonistas en muchos campos, no solo en el Nuevo Mirandilla, algo que el colectivo debería mirar con detenimiento y analizar como los equipos analizan las derrotas y las victorias.