Corrían casi tres sets de la final del US Open cuando Novak Djokovic se quebró ante el mundo. El serbio iba dos sets abajo y, en el descanso previo al juego en el que Medvedev acabaría sentenciando también el tercero, rompió a llorar desconsolado. El público lo detectó y aumentó su apoyo. Incluso llegó a abuchear a Medvedev cuando trataba de cerrar el triunfo.
«Quiero decir que aunque haya perdido esta final mi corazón está lleno de alegría por cómo me habéis tratado. Nunca me he sentido así. Os quiero», afirmó el serbio después. Volverían a aflorar lágrimas de sus ojos durante esa alocución en la ceremonia de entrega de premios. Y después, en la rueda de prensa, se derrumbó cuando atendía a los periodistas de su país y se marchó sin terminar de responder.
«Honestamente, el público tocó mi corazón. Por supuesto, al final del día quieres ganar. Eres un atleta profesional. Estos son el tipo de momentos que amas. Estas son conexiones que estableces con personas que durarán mucho tiempo», alcanzó a decir antes.
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