El pasado domingo contra el Brentford, Rodri se sentaba sobre el césped. Su cara era un poema. Otra vez algo fallaba en el cuerpo del centrocampista del City. Era sólo el minuto 22 del partido en el que regresaba, justo después de perderse el compromiso anterior por unas molestias en la rodilla operada. Por otra parte, Carvajal ha visto cumplirse un año de su grave lesión desde la enfermería, donde ha vuelto por culpa de un problema muscular que le tendrá otro mes fuera de combate. Y el azulgrana Gavi, que ha vuelto a tener que pasar por el quirófano, sigue peleando con su maltrecha rodilla derecha casi dos años después de la primera lesión.
Tres casos recientes y llamativos que ponen de actualidad las temidas roturas del ligamento cruzado anterior. Y, sobre todo, la dura travesía que afrontan los jugadores durante un largo periodo de recuperación lleno de preocupaciones e incertidumbres. También de complicaciones que, en muchas ocasiones, disparan los plazos iniciales previstos para que el jugador recupere el nivel que tenía antes de la grave lesión sufrida.
Informe de lesiones de cruzado en Primera división.
Rodri se rompió el cruzado de la rodilla derecha hace poco más de un año (22 septiembre de 2024) y en este periodo de tiempo ha podido jugar 12 partidos con el City, sólo dos de ellos completos. Carvajal sufrió una triple rotura en la rodilla derecha (5 octubre 2024), una de ellas del ligamento cruzado anterior, y un año después ha disputado 8 partidos con el Madrid, uno de ellos completo. Gavi se lesionó el ligamento cruzado de la rodilla derecha el 19 de noviembre de 2023 y desde entonces ha disputado 44 partidos con el Barcelona, la mayoría como suplente, y sólo cuatro de ellos completos. Datos que ponen de manifiesto lo costoso que es el camino de vuelta a la normalidad tras esta lesión que pone los pelos de punta cuando se menciona.
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«La lesión del cruzado sigue siendo hoy en día una lesión muy grave en la que hay un porcentaje muy alto, en torno al 30 por ciento, de deportistas de alto nivel que no llegan a recuperar el nivel original. Los cruzados pueden influir muy negativamente en las carreras de los deportistas. No conviene minusvalorar esta lesión. Un cruzado pone en riesgo carreras porque sigue siendo una lesión muy grave», destaca el doctor Pedro Luis Ripoll, una eminencia en lesiones de rodilla. «La plastia ligamentosa tarda, como está demostrado sobradamente, aproximadamente ocho meses en ‘ligamentizarse’. En consecuencia, acortar ese periodo es peligroso y someterla de manera precipitada a un estrés mecánico puede conducir a su distensión», sentencia.
Los cruzados pueden influir muy negativamente en las carreras de los deportistas. No conviene minusvalorar esta lesión
Además, el prestigioso cirujano rompe con la falsa etiqueta de los ‘seis meses’ que se ha establecido últimamente para la recuperación de este tipo de lesiones. Un periodo de tiempo que ni mucho menos se ajusta a la realidad de una lesión tan importante y a la dificultad que conlleva volver al nivel de rendimiento original, que es donde considera que está la meta tratándose de deportistas de élite que deben competir al máximo nivel.
Para una rotura aislada son nueve meses y para un rotura con lesiones asociadas, un año
«Para una rotura aislada son nueve meses y para un rotura con lesiones asociadas, un año. El pronóstico, la gravedad y la evolución de las lesiones del ligamento cruzado viene determinado por las lesiones asociadas, tanto meniscales como cartilaginosas. O lo que es lo mismo, una rotura aislada del ligamento tiene un pronóstico positivo del 85 por ciento, aproximadamente. Si se asocian lesiones meniscales o condrales, este pronóstico puede empeorar», señala Ripoll. En las últimas ocho temporadas son 77 futbolistas de Primera los que se han roto el ligamento cruzado (cuatro van esta temporada), cada uno con circunstancias diferentes en recuperaciones que van desde poco más de los 200 días hasta cerca de los 400.
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El prestigioso cirujano explica que este tipo de lesiones supone un gran cambio en el cuerpo del deportista. «La dinámica de la rodilla tras la intervención cambia por completo y el cuerpo debe adaptarse a un nuevo comportamiento de la articulación. Una vez madurada la plastia hay que desarrollar nuevamente todos los mecanismo y la conexión de protección automática que el cerebro ejerce sobre la rodilla. Todo eso hay que reconectarlo. La rodilla operada no se comporta como antes y puede producir desequilibrios bruscos que afectan a otras articulaciones y músculos, de ahí que se produzcan lesiones musculares o en la otra rodilla, que en ocasiones complican el regreso a la competición».
¿Pero qué es lo que cambia en la ‘nueva rodilla’ tras una operación de cruzado? «Las plastias que actualmente realizamos del ligamento cruzado anterior no reproducen exactamente la estructura del ligamento original, ya que éste está compuesto por dos fascículos y la plastia normalmente sólo por uno. Por otra parte, la inervación que tiene el ligamento original le conecta de manera más directa con los automatismos del cerebro. Las plastias no tienen este tipo de conexión».
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