
Marash Kumbulla no está pudiendo disfrutar de la continuidad que se imaginaba cuando aterrizó cedido en Mallorca este verano. Una lesión en los isquios de su pierna derecha que, se ha ido dilatando, le tuvo en el dique seco más de 2 meses: 9 partidos de Liga y uno de Copa.
Hace menos de una semana, reapareció en Copa para disputar algo más de una hora de juego en Los Pajaritos. El albano cogió algo de ritmo de competición y luego descansó en Liga en el choque de Oviedo como parte del plan del cuerpo técnico de irle introduciendo poco a poco en dinámica.
Un plan que se ve alterado, para bien o para mal, con la lesión de Antonio Raíllo. El capitán del Mallorca ya ha sido operado de su traumatismo craneoencefálico. Su vuelta dependerá de su evolución y se intentará agilizar con la ayuda de una máscara. No obstante, su ausencia es segura para el importante choque de este sábado ante el Elche.
Aquí es donde entra en juego una de las incorporaciones del verano en la isla. Kumbulla vino para disputar la titularidad a Raíllo y Valjent que, hasta el momento, suman todos los minutos de la temporada en Liga. El albano dejó muy buenas sensaciones la pasada campaña con la elástica perica y tiene mimbres para ser un central de plenas garantías
La tarea de hacer olvidar a Raíllo no es un negocio sencillo, pero el albano fue en su día uno de los centrales más prometedores del panorama internacional cuando la Roma pagó más de 25 millones por sus servicios hace 4 veranos y ahora quiere demostrar porqué. Ante el Elche tiene una oportunidad de oro para hacerlo, donde tendrá que pasar de 0 a 100km/h en 90 minutos. Un duelo de altura que requiere una central de altura, uno de esos para los que vino Kumbulla y para los que los bermellones se encomiendan a él en el eje de la defensa
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