El plan del Real Madrid: atletas y jugones para reventar a sus rivales

El Real Madrid convirtió el tramo final del partido de Balaídos en un infierno de ida y vuelta para el Celta. El equipo de Ancelotti encontró vías de aguas en cada parte del campo para, con el marcador a favor desde el golazo de Modric en la primera parte, asegurar una goleada que pudo alcanzar dimensiones más serias que el 1-4 final.

Durante los últimos años, al Madrid heredero de las tres Copas de Europa seguidas le acompañó la etiqueta de que se alejaba a nivel físico de la línea que se marcaba en Europa, la que se lideraba desde la Premier con el Bayern en Alemania como otro referente. La temporada pasada, el equipo blanco ya explicó que tenía piernas para llevarse por delante a los tres gigantes ingleses (Chelsea, Manchester City y Liverpool). Pero el equipo de trabajo de Ancelotti tenía un plan trazado que ha cuajado.

El aterrizaje el pasado verano de Camavinga fue el primer paso para dar un giro a un equipo en el que el poderío físico se ha puesto a la par del talento que garantizan partido a partido Modric, Kroos o Benzema. Las llegadas al Bernabéu de Rüdiger y Tchouaméni convierten al Madrid en un equipo de futbolistas-atletas capaces de convertir los finales de los partidos, cuando los rivales paguen el paso de los minutos y haber corrido tras la pelota, en una pesadilla en la que no cesan de aparecer jugadores del Madrid lanzados campo abierto y sobrados de piernas. Rara vez en sus más de 120 años de historia ha tenido el Madrid un equipo con tanto músculo y potencia.

Así llegaron en Balaídos el 1-3, el 1-4 y la jugada del penalti que erró Hazard. Vinicius se lanzó a campo abierto en la primera acción para aprovechar el talento de Modric. Tchouaméni batió líneas sin que nadie pudiera frenarlo para asociarse con la calidad de Benzema y que la zancada de Valverde cerrara el marcador. Y Rüdiger arrancó en una carrera infernal para el Celta, de nuevo con Karim como socio, para llevar la pelota hasta los 11 metros.

Este Madrid del proyecto Ancelotti 4.0 ha alcanzado un punto en el que sus jugadores mezclan de tal manera calidad y físico como para colocarse en ese otro nivel del jerarquía del que hablaron Coudet y Aspas al final del partido. El equipo aniquilador del que habló el continuo Zarra del fútbol español.

Ese poderío aparece en todas las líneas. Porque el Madrid puede acabar los partidos con un equipo en el campo con Rüdiger, Militao, Alaba, Mendy, Tchouaméni, Camavinga, Valverde y Vinicius en el campo. Eso son muchas piernas juntas a disposición de un equipo capaz de rodear rodear esa fuerza con el talento de Modric, Benzema, Kroos, Rodrygo, Hazard, Ceballos o Asensio.

No solo fuerza

Pero no hay que equivocarse y pensar que el Madrid ha girado a ser un equipo que se imponga a base someter a sus rivales a base de carreras y choque ganados. Cuando tienes en tu base a Modric, Kroos y Benzema sabes que el balón va a estar bien tratado. Pero además, esos jugadores que han disparado el poder físico aportan talento. Lo tiene Alaba en la salida de pelota y maestría a balón parado; Camavinga ha explicado en el campo que su zurda guarda goles y asistencias de talento; Tchouaméni puede jugar de interior con la misma facilidad que de pivote; Valverde es zancada y disparo, pero también se asocia. Y Vinicius.

El brasileño es el jugador que mejor mezcla esos dos campos, el de lo físico y lo técnico. Aún en periodo de formación, Vinicius ha sido desde su llegada al equipo, hace ya cuatro años, un cañón que cuando se lanza a fondo es apenas controlable. A esas condiciones naturales ha ido añadiendo, contra viento y marea, una evolución técnica que le llevó la temporada pasada a ser uno de los jugadores más decisivos de la Champions y elegido por la UEFA como el mejor joven de la pasada edición. Dársela a Vini ya no es una ruleta rusa, un a ver qué pasa. Ahora es la mejor manera que tiene el Madrid para asegurarse que va a meter a sus rivales en problemas.

El gol al Celta, el primero de la temporada para el 20 del Madrid, fue la mezcla de ese progreso. Sus piernas le sobraron para que Modric entendiera que lanzar el balón a campo abierto era una apuesta segura. Después, su evolución técnica le valió a Vinicius para exhibir la calma que antes era precipitación, leer bien la salida de Marchesín para esquivarlo y marcar a puerta vacía.

Pero desde el lado de la calidad en su máxima expresión, Modric y Benzema, basta ver sus datos de kilómetros recorridos o sus mapas de calor para entender que sus esfuerzos son enormes aunque queden tapados por su magia.

Son solo dos jornadas de Liga, pero este Madrid ya muestra el perfil que tiene para defender sus coronas de campeón de Europa y de LaLiga. Quien le quiera leer como un equipo que es sólo físico, se va a equivocar. Porque Ancelotti ha trazado un plan en el que la mezcla de la fuerza y de la calidad está en su base. Las primeras señales son las de un equipo potente, solvente y con talento. A partir de ahí, será el campo el que decida.