Ahí estuvo, de traje gris que hacia juego con el tono de su pelo, largo y cada vez más cubierto de canas. Sufrió como condenado, como todos los argentinos. Y lloró de felicidad al final, como todos.
Pero al suya era una motivación muy especial: varios de esos muchachos, casi hijos suyos porque los dirigió desde que eran juveniles, estaban unos sentados en el banquillo como cerebros del título mundial que ganó Argentina en el Mundial de Catar, y otros estaban en la cancha, empezando por Lionel Messi.
«José para mí es Dios», decía hace cuatro años el actual técnico Lionel Scaloni, que fue campeón mundial Sub 20 en Malasia 1997, justamente la camiseta que lució en la inolvidable final contra Francia (3-3, 4-2 en penaltis).
Y a su lado Pablo Aimar y Walter Samuel, miembros de ese mismo equipo del 97 y hoy asistentes técnicos, y Roberto el ‘Ratón’ Ayala, a quien Pékerman dirigió en el Mundial de Alemania en 2006. Cómo no llorar de felicidad y de orgullo.
Pero el hallazgo de Pékerman, la gran herencia puede ser el hecho de que el capitán Lionel Messi sea jugador de Argentina: «se lo robamos prácticamente a España. Lo que habíamos visto de algunos vídeos, tanto Claudio Vivas que habló con Tocalli, y teníamos ya algunos informes de un chiquito de Rosario… Yo en ese momento me había alejado de la selección, en 2002, y me fui a España, a trabajar en el Leganés. Allá le vimos jugar en juveniles del Barça. Existía un reglamento en la FIFA que ya ha cambiado, que decía que un jugador que militase en las selecciones juveniles no podía jugar en la absoluta de otro país. Hicimos la estrategia para que jugara el Sudamericano, porque también venía el Europeo y en España no pasaba desapercibido e iba a jugar con la selección española», recordó en una entrevista con TNT Sports en 2021.
Messi nunca se imaginó jugar para otro país. Pero había que darle la excusa y eso lo hicieron Pékerman y los suyos. Verlo coronarse en Doha debió ser como ir a la graduación del niño de sus ojos. El sello de un trabajo bien hecho no se mancha, no se borra.