
El Bilbao Athletic se ha convertido en un problema para la dirección del club. El segundo equipo rojiblanco está en mitad de la peor crisis de sus últimas temporadas. Es segundo por la cola en su grupo de Primera RFEF, no gana un partido desde el mes de octubre y Pallarés, relevo del banquillo de Arostegi, no ha servido como estímulo: 3 puntos sobre 27 posibles. Los cachorros están a nueve puntos de distancia de la permanencia y solo tienen un punto de ventaja sobre el Calahorra, que es colista.
El entrenador catalán se incorporó al club con la confianza de Sergio Navarro, director de Lezama. El responsable del cantera del club había trabajado mano a mano con el actual entrenador del filial, que tiene experiencia en el fútbol formativo en las canteras de Villarreal y Lezama y que de primer técnico dirigió al Deportivo Tachira de Venezuela. Su experiencia al mando de equipos senior en España, sin embargo, tenía como tope la Tercera División.
«La formación y el resultado van de la mano y están implícitos en el juego. El proceso va encaminado al desarrollo del jugador y en eso el cuerpo técnico y Bingen han trabajado diariamente, pero hay que admitir que la dinámica no era positiva», explicó Navarro cuando el club cesó a Bingen Arostegi, que presentaba un balance de 12 puntos sobre 36 posibles.
El futuro del Bilbao Athletic amenaza ruina y la decisión de mantener a Pallarés contrasta con la facilidad que hubo para destituir a Bingen Arostegi. El tema afecta la confianza directa en Navarro, que también queda tocado por las últimas decisiones.