Yassine Bono acudirá el próximo 27 de febrero a París para la ceremonia de los premios The Best, que organiza la FIFA. El portero del Sevilla ha pasado el último corte y deberá medirse en la votación final al Dibu Martínez y Courtois. Sólo alcanzar ya esta terna de grandes guardametas es la consagración de su buen trabajo en Nervión, donde alzó el pasado ejercicio el trofeo Zamora (primero que lo consigue en el club andaluz), además de destacar en el Mundial de Qatar celebrado a finales del pasado año, llegando con Marruecos hasta las semifinales. Un 2022 casi perfecto a nivel personal, aunque empañado por la crisis sevillista, a la que no es ajeno el jugador nacido en Montreal. Ha dejado claro que es momento de arrimar el hombro y no pensar en retos personales, aunque a nadie le amarga el reconocimiento internacional.
Porque el Sevilla sabe que tiene un diamante. Como profesional y persona. Comprometido en la causa del equipo e igualmente admirado de puertas hacia fuera. A sus 31 años, aún le queda un largo recorrido y es un elemento codiciado por el mercado. Firmó su renovación la pasada primavera (2025) y su cláusula alcanza los 50 millones. Nadie quiere hablar de una posible salida de uno de los mejores porteros de la historia nervionense, aunque igualmente podría ayudar para la reconstrucción que tendrá que llevar a cabo Monchi en la próxima temporada. El compromiso de Bono es salvar la papeleta de esta temporada. En la próxima, escuchará a todas las partes y se decidirá que es lo mejor para él y el propio Sevilla.
La temporada, dentro del club, no está siendo sencilla. Frente al Barcelona encajó nuevamente tres goles. Suma 26 en 18 partidos de Liga, mientras que en toda la pasada ejercicio fueron 24 los recibidos en 31 encuentros, motivo por el que fue designado como portero menos goleado. Ya ha roto esa marca personal. No busca el lucimiento personal y sabe que ahora sólo puede ayudar con sus paradas, dando tranquilidad a la defensa y siendo el meta salvador que siempre ha sido con la camiseta del Sevilla. El tiempo dirá qué ocurre con su futuro. Ahora está centrado en los próximos compromisos del conjunto de Nervión, mirando de reojo al 27 de febrero. Lo tiene difícil, pero sólo con alcanzar ese podio de los mejores porteros del mundo ya es todo un éxito.