El Girona está de dulce y los números que ha firmado recientemente así lo demuestran. Los de Míchel han enlazado dos victorias en la liga, contra el Almería (6-2) y en San Mamés contra el Athletic (2-3), que les han permitido pasar de tener un margen de cuatro puntos con el descenso directo, al actual de siete.
Un respiro el que tiene el conjunto dirigido por Míchel para afrontar los próximos encuentros, de nuevo a domicilio contra el Getafe, un rival directo que también tiene como objetivo no bajar a segunda, y el Atleti en Montilivi, un examen de los gordos.
Los blanquirrojos tienen un nivel de confianza brillante y gracias a la aparición del fichaje estrella en el mercado de invierno, el ucraniano Viktor Tsygankov, junto con el gran estado de forma de jugadores como Aleix Garcia, Borja García o Roro Riquelme, han ganado mecanismos y recursos de calidad en ataque.
Y es que, los catalanes han marcado la friolera de nueve goles en los dos últimos triunfos y se consolidan como el tercer equipo que más goles marca en la máxima categoría, sólo superado por el Real Madrid (47) y el Barça (45).
Mantener los pies en el suelo
Aunque el discurso entre la plantilla es ambicioso y no se deja de mirar arriba, desde el club y el mismo Míchel se quiere ir con pies de plomo y poco a poco ya que la parte baja de la tabla está apretada y, en el curso 2018-19, cuando el Girona bajó a segunda, los jugadores dirigidos entonces por Eusebio Sacristán dejaron escapar un margen de nueve puntos con el descenso en las últimas diez jornadas (sumaron tres puntos de los últimos 30 posibles, una victoria y nueve derrotas).
Pese al mensaje que se quiere lanzar, la realidad es que el Girona está a cuatro puntos del sexto, el Rayo Vallecano, el primer equipo que jugaría la Europa League, y del séptimo, el Villarreal, que jugaría la Conference League. Soñar es gratuito, pero manteniendo los pies en el suelo.