Rafa Mir está viviendo un año horrible con la camiseta del Sevilla. Al mal curso en lo deportivo para un vestuario acostumbrado a pelear y ambicionar lo máximo, se le ha unido una situación personal que no suele gustarle a ningún profesional. No es que el delantero murciano juegue poco, sino que incluso cuando es el único delantero disponible, sus entrenadores hasta la fecha han señalado otra opción más rebuscada, dejando claro que no contaban realmente con Mir. Todo esto ha provocado que lleve meses dándole vueltas a la cabeza, con la idea clara de salir de Nervión. El máximo anotador del conjunto andaluz el pasado ejercicio no tiene oportunidades y desea buscarlas en otro destino.
De seguir Sampaoli o incluso Lopetegui, con el que el ariete mantenía una buena relación, aunque algo tensa al no demostrar una confianza absoluta en sus posibilidades, la salida de Rafa en verano estaba cantada. De repente se ha abierto una tercera oportunidad en el curso para que el goleador se reenganche. Con Mendilibar casi todos parten de cero. Más aún un jugador de ataque, siempre bien valorados por el entrenador vasco. Se acabaron los experimentos con falso ariete. Mendi utiliza al menos uno y le gusta colocar a dos hombres en la pelea con la zaga rival. Rafa Mir se frota las manos. Es su momento.
Porque su rendimiento ha ido de la mano del equipo toda la temporada. Las pocas oportunidades que ha tenido apenas las ha disfrutado y es de los jugadores siempre señalado por la grada cuando las cosas van mal. Eso sucede con los futbolistas de los que se espera más. Con Lopetegui no tenía la continuidad esperada; con Sampaoli ha llegado a desesperarse de verdad. Porque el entrenador argentino no lo quería como referencia ofensiva. Lo acostaba a una banda y al final era peor el remedio que la enfermedad. Sólo aparecía para chispazos y tampoco era desequilibrante desde esa zona.
En el último partido del técnico de Casilda, Ocampos hizo de falso delantero. Otro día sin jugar en Liga. Tres con Julen y otros siete con Sampaoli en blanco en la competición doméstica. Lo habitual fueron minutos sueltos. Mendilibar tiene la ocasión de conectar de nuevo al segundo delantero, por estadísticas, del Sevilla. No cuenta con más hombres en la punta del ataque. En-Nesyri y Mir deben sacarle las castañas del fuego en cuanto a goles. Parecía irrecuperable. Ha llegado un nuevo entrenador. Es su última oportunidad. ¿Está convencido?
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