El Sevilla se va con la cara apretada hacia su séptima final de la Europa League. La derrota ante el Real Madrid nunca sienta bien, por mucho que se jugase a ritmo de pachanga y donde los andaluces pudieron hacer algo más para evitar la segunda derrota en la era Mendilibar, en 15 partidos. El encuentro ante el conjunto madridista apenas importaba, aunque podía colocar a los sevillistas séptimos a la espera de que jugasen sus adversarios. Sin embargo, lo único que importaba era la final del próximo miércoles en Budapest, para la que se han ido preparando en la última semana, donde los resultados en Liga han decaído, con dos empates y una derrota. Desde el subidón de la Juve, a pensar en Budapest desde entonces. Un Sánchez-Pizjuán sin excesivo público por el día desapacible, despidió a los suyos con honores. Era el adiós al coliseo nervionense esta temporada. Se quiere volver a abrir para festejar una nueva Europa League. «Mendilibar me lleva a Budapest», coreaba el estadio del Sevilla.
Nunca es bueno marcharse con el sabor agrio de la derrota. No sienta nada bien, por mucho que en el guion pusiese estar medio prevista. El Sevilla compitió con sus armas y numerosos poco habituales, de esos que no van a estar de inicio en la final ante la Roma. No se podía arriesgar. Y eso que el Sevilla se adelantó muy pronto en el marcador, aunque pagó caro esos errores propios que ha cometido continuamente en el Sánchez-Pizjuán, nada habituales con Mendilibar en el banquillo, quien se cogía un buen enfado por el 1-2, donde los suyos no hicieron la falta táctica que pedía la jugada. Fatas de concentración hasta cierto punto comprensibles.
La cabeza ya está en Budapest. Se acabaron las balas de fogueo. Llega el partido del año. El que te mete en Champions, con un título más en tus vitrinas, o el que te deja con la cara de que no te ha dado tiempo a recomponerte tras una temporada repleta de amargor hasta los dos últimos meses. Nervión quiso dar el último aliento antes de que los suyos hagan las maletas. 13.000 sevillistas quieren darse cita en el Puskas Arena. Guardarán sus gargantas hasta entonces. El Sevilla vuelve a retarse con su propia historia. LaLiga, a falta de una jornada, la tiene ya olvidada. Sólo Europa. Siempre la Europa League.
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