
El Celta 2023-24 -el del año del Centenario- será irreconocible en muchas de sus caras, ya que perderá a varios de los rostros que lo han caracterizado los últimos años. Durante más de una década. En la foto de la plantilla estará Iago Aspas, que no es una cuestión menor, pero faltará el capitán y tercer jugador con más partidos oficiales en el club.
Hugo Mallo, tras catorce temporadas en el primer equipo y al que llegó desde la cantera, ya no estará. Tampoco figurará en los despachos, Antonio Chaves, el ya ex director general y brazo derecho durante quince años del presidente Carlos Mouriño. El de O Grove era algo más que un alto ejecutivo, era la única persona con llegada a la propiedad del club.
Pero puede que no sea la única ausencia en los despachos. De hecho, ya anunció su salida el máximo responsable de la cantera, Carlos Hugo García-Bayón, con un importante sector crítico dentro del propio club. Puede no ser la última salida desde las oficinas y desde el consejo de administración.
Pero la principal novedad llegará desde la cúpula, con la sucesión que prepara para este verano el presidente Carlos Mouriño -tras diecisiete años en el cargo- delegando esta función en su hija Marian. El Celta cambia ampliamente de cromos, en puerta de la efeméride más importante de su historia, la celebración de su primer siglo de existencia.