
Se llama Salma Paralluelo y es importante que se vaya acostumbrando a ese nombre, a ese talento, a esa velocidad, a esa figura en las canchas de fútbol del mundo.
La atleta que el fútbol se robó, felizmente, ha coronado en Australia el sueño de todo futbolista: ser campeón mundial con su país en las categorías SUb-17, sub-20 y de mayores. Y siendo figura, que no es poco.
Hay que recordar que con solo 15 años esta jugadora fue vital en el título de la Euro sub 17 en 2018, que fue la preparación para el título orbital Sub-17 que lograron ella y la arquera Cata Coll y que no frenó su carrera hasta ser campeona del mundo sub-20, siendo la heroína de la final contra Japón (3-1) y MVP del torneo.
A este Mundial de mayores vino, con 20 años, en el rol de jugadora suplente. Y marcó los goles decisivos en los cuartos de final y en la semifinal y se puso ella de titular contra Inglaterra y fue un dolor de cabeza insufrible para las zagueras británicas. Luchó por su gol, no se dio pero sí el título orbital que tal vez ni llegó a soñar… parecía demasiado después de tantas alegrías.
En Sidney, sentada en el podio donde tocó la gloria, llamó a casa y celebró a la distancia. Su figura es furioso presente, más allá de su juventud. La triple corona, no en atletismo pero sí en fútbol, está en sus manos.
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