Este martes, a menos de 72 horas del cierre del mercado invernal de fichajes, se presenta como una jornada definitiva en el futuro de Luiz Henrique. Lejos de lo que pudiera parecer y pese a algunas informaciones publicadas en el día de ayer dando por cerrado el acuerdo, su traspaso no está cerrado. Y aunque durante la mañana del lunes los agentes del talentoso futbolista brasileño estuvieron negociando en el Benito Villamarín, la documentación para que el extremo ponga rumbo al Botafogo sigue sin firmarse y en el Betis nadie se atreve a asegurar al 100% que la venta terminará llevándose a cabo.
La oferta del club brasileño, propiedad de Eagle Football Holdings, está en torno a los 20 millones de euros incluidas las variables (16 fijos y el resto por objetivos de fácil cumplimiento). No está definido si para que incorporar al jugador al Botafogo a todos los efectos o como puente hacia el Olympique de Lyon en unos meses, entidad que pertenece al mismo conglomerado. Pero el acuerdo, como decimos, no ha sido rubricado aún porque el futbolista, de cuyos derechos el Betis es propietario en un 85% y que tiene repartidos entre varias partes el otro 15%, no ha dado una respuesta definitiva.
Pellegrini pidió su continuidad
Luiz Henrique apura sus opciones de seguir vistiendo de verdiblanco a las órdenes de Pellegrini, quien el pasado viernes se posicionó claramente a favor de su continuidad asegurando que contaba con él más allá del cierre del mercado al tratarse de un futbolista «muy importante» para la plantilla. Y sin el visto bueno del extremo, el traspaso, acordado ya entre los clubes, no podría llevarse a cabo, lo que significaría que muchos de los planes del Betis en este mercado en lo que a incorporaciones se refiere no podrían ejecutarse.
En Eagle Football Holdings, la empresa de John Textor confían en que este martes sea el día en que Luiz Henrique termine aceptando la propuesta, viaje a Brasil y se someta a los pertinentes reconocimientos médicos previos a su incorporación al Botafogo como fichaje estrella. Pero los cambios de opinión del jugador en las últimas horas hacen al Betis tener cautela con el asunto hasta que no esté sellado definitivamente.
El de Petrópolis llegó al Betis el verano de 2022 procedente del Fluminense con un contrato de larga duración, hasta 2028. Si finalmente termina dando el visto bueno a su traspaso, se precipitarían el resto de movimientos en los que trabaja la Dirección Deportiva verdiblanca. De lo contrario, el margen disponible para fichar será escaso y salvo otros movimientos de salida en los que se trabaja, con jugadores implicados como Abner, todo se podría reducir a la llegada de un sustituto para Borja Iglesias.