Regresa Kike Salas con el dibujo del Sevilla ya definido

A Quique Sánchez Flores le aparece una sonrisa en la cara cada vez que tiene un alta nueva en su entrenamiento. La del miércoles, tras dos días de descanso, ha sido la de Kike Salas, además de Alejo Véliz, el último fichaje del mercado invernal y que aún no se había puesto a trabajar con el grupo al completo. La vuelta del defensor es significativa por varias razones. La primera, que sólo hay disponibles dos centrales sanos y el entrenador necesita tener más recursos disponibles en esa posición. La segunda, que Kike, antes de su lesión muscular ante el Alavés, pasaba por ser uno de los futbolistas más en forma de la plantilla. De hecho, su técnico habló de él como jugador referencial en la defensa. Y la tercera, porque está deseando estrenar ese dorsal de la primera plantilla con el que se le ha premiado en el mercado invernal.

La cesión de Gattoni al fútbol belga dejó una ficha libre en la defensa y el Sevilla ha querido reconocer a su joven valor con este ascenso. Han sido varias las ofertas que han llegado por Kike al Sánchez-Pizjuán. Propuestas incluso de Primera para que saliese cedido. El club no ha contemplado esta posibilidad, sobre todo por la opinión de Quique Sánchez Flores del canterano. Lo quiere en el primer equipo y en cuanto esté al 100% podría regresar al equipo titular. Esa es la teoría, aunque en la práctica no es sencillo mover lo que funciona y este Sevilla ha encontrado su camino sin Kike de inicio. La prueba de Marcos Acuña como tercer defensor ha salido perfecta.

Acuña permite que el Sevilla juegue en ataque con cuatro defensores, para cerrar con cinco cuando le toca defender en bloque medio o bajo. Un acordeón hecho a la medida del argentino, quien se entiende perfectamente con su compatriota Ocampos para realizar esa función en la banda izquierda. Ése sería el lugar de Kike. Una opción es adelantar a Acuña y que Kike ocupe su posición natural. Se ganaría en fuerza defensiva y se perdería algo en salida de pelota, dejando también a Ocampos en un lugar indefinido. Al menos el entrenador sonríe al tener más opciones de las que tirar. Ha conseguido que se asiente una idea. Todos son bienvenidos para ejecutarla.

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