El Celta aguantó a Benítez hasta que no pudo más

No era lo deseado, el Celta quería aguantar a Rafa Benítez hasta final de temporada y, en ese momento, rescindir el contrato por dos años más que le restaban, pero la imagen dada en el Santiago Bernabéu, el rendimiento decreciente del equipo y la nula autocrítica han precipitado los acontecimientos.

Marián Mouriño y el director de fútbol, Marco Garcés, ya no veían al técnico con capacidad para garantizar la salvación del equipo y han tenido que adelantar los plazos. La nueva presidenta no quería cesar un técnico, tres meses después de acceder al cargo. No le ha quedado otra salida.

Todo ello, obviamente, con un conjunto que se ha situado a dos puntos del descenso y que afronta en las dos próximas jornadas, dos finales ante Sevilla y Rayo Vallecano. Benítez ya no era una solución. De hecho, no lo era desde hacía algún tiempo pero su importante contrato le aguantaba en el puesto.

Desconexión

El técnico permanentemente ha esgrimido, en su defensa, que llegó a Vigo para un proyecto a tres años, pero por el camino fue renunciando a jugar al fútbol, prescindió de varios de sus futbolistas con mejor pie, el equipo no sumaba y comenzó una desconexión con la grada que en los últimos encuentros se ha convertido en un clamor.

Los números tumban a Benítez, desde cualquier lectura posible. Apenas 24 puntos en 28 jornadas, codeándose con el descenso desde principio de temporada y sumando solo cinco victorias. Por si fuera poco, renunció a la competición de Copa en cuartos de final, con un equipo de suplentes, priorizando una competición liguera en la que tampoco hubo reacción.

Su llegada supuso un importante grado de ilusión en Vigo. Era el laureado técnico que dirigiría al equipo en el año de su centenario y con un proyecto a largo plazo. Lo hizo de la mano del asesor deportivo, Luis Campos, que también fue cesado en navidades. Su retorno a LaLiga ha resultado decepcionante.

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