César Azcárate (Bilbao, 1966) lleva diez años siendo el arquitecto de los estadios del futuro desde que su primera gran obra, San Mamés, le convirtió en uno de los referentes. Con la ría de Bilbao de fondo, recibe a MARCA en su empresa IDOM para enseñarnos desde dentro cómo se construyen los nuevos estadios donde se viven los sueños de miles de aficionados cada semana. «Un estadio es algo muy complejo. Meterle pasión es clave en el inicio del proyecto, conocer la historia del club, de la ciudad, entender la esencia, su filosofía… Luego hay que poner el foco en la grada porque la masa de los espectadores junto con la arquitectura hace esa explosión, esa caldera que respire fútbol».
Paseamos por los pasillos entre maquetas de estadios, diseños en 3D, conexiones por Teams y con la Nueva Romareda flotando en el ambiente, el último gran proyecto que tienen entre manos con el Mundial 2030 como objetivo. Antes dejaron su sello en el Monumental de River, La Cerámica, San Mamés, el Ciutat de Valencia, entre otros estadios, y ahora ya empiezan a vislumbrar su obra en el diseño del nuevo Camp Nou y el futuro Coliseum de Getafe y el Nuevo Martínez Valero de Elche. Azcárate nos presenta a Diego Rodríguez, su mano derecha en IDOM y gran conocedor de los secretos que tienen cada una de sus obras, que llegó para trabajar en el proyecto de San Mamés y desde entonces forma parte del equipo.
Diseños personalizados
El proceso de construcción de un estadio tiene una gran complejidad: «Lo primero es hacer un estudio de toda la historia del club y de la ciudad para entender su esencia, sus camisetas, sus escudos, cómo son sus socios, cómo juegan, por qué, su filosofía... Meterle pasión es clave en el inicio del proyecto. La esencia diferencia unos de otros. Por eso, para hacer una propuesta hay que entender lo que significan River Plate, el Athletic, el Zaragoza o el Getafe. Hay variables y tenemos que conocerlas», comenta Diego Rodríguez.
«Cuando empiezas una remodelación decides qué partes vas a respetar y lo metes todo en una coctelera. Luego ya comienzan los dibujos en plan croquis, pasas al ordenador, vas metiendo todas las disciplinas porque participan el ingeniero de estructuras, el de instalaciones, el de telecomunicaciones, el civil, el acústico… y así todas las especialidades», añade.
«Otro aspecto fundamental es el lugar donde está el estadio: no es lo mismo que esté dentro de la ciudad como La Cerámica o San Mamés que un estadio en el extrarradio como el Allianz Arena de Múnich», afirma César Azcárate. «A partir de ahí empezamos con el lápiz y rápidamente se vuelca a todo un gran equipo que lo diseña en ordenador. Podemos pasar de los croquis a los planos en 2D dibujando todas las gradas y luego a los modelos en 3D con los espacios interiores. Los estadios son complejísimos porque la grada es la pieza esencial y a la que dedicamos muchísimo tiempo, pero a partir de ahí construimos el interior con su cubierta y luego todas las partes de atrás: salida del túnel de vestuarios, desde ahí cómo surge la zona de ‘hospitality’ (clientes en zonas VIP) con una triple altura y cómo generamos nuevos espacios para vivir nuevas experiencias en el aficionado como estamos haciendo en La Romareda. Ahí cuidamos todos los detalles. Adaptamos esa cultura americana al proceso, pero entendiendo la mentalidad europea».
Todo gira en torno a la grada
La grada es el espacio principal del estadio y la conexión con el césped es fundamental para que se respire fútbol. Azcárate y Rodríguez están orgullosos de cómo crearon la nueva atmósfera en su primera gran obra, San Mamés: «Trasladar la atmósfera del viejo San Mamés como estadio inglés, muy próximo al terreno de juego, a la nueva Catedral con tan poco espacio, nos permitió hacer una grada muy presionante: todos los estadios deben aspirar a eso. La masa de los espectadores junto con la arquitectura hace esa explosión, esa caldera. El Bernabéu, por ejemplo, es muy vertical, casi al límite y eso se nota en la atmósfera».
Otro de los aspectos claves en los estadios modernos son las cubiertas: «Hay una tendencia que es cerrar estadios, aunque es caro y condiciona los proyectos. Es el que menor retorno te ofrece, aunque en el caso del Bernabéu está claro que Florentino lo va a amortizar por lo que no es el fútbol, no hay más que ver el calendario de eventos. Debe haber un modelo de negocio detrás y necesitas una ciudad grande como Madrid para rentabilizar una inversión tan cara como es techar un estadio».
Abiertos 365 días al año
A la hora de entender cómo van evolucionando los nuevos estadios, Azcárate lo tiene claro: «Los estadios de antes eran instalaciones en medio de la ciudad, que generaban casi un vacío urbano, porque como sólo se usaban dos horas cada 15 días, el resto de días estaban cerrados. No hacían interacción con el espacio urbano de alrededor. Los estadios modernos introducen más usos, desde el hospitality a otros asociados al sector terciario: la restauración con cafeterías, restaurantes y también los museos, el tour del estadio, incluso algunos tienen hasta oficinas. Al introducir esos usos, dinamizan a los ciudadanos porque le crean más vida en ese entorno».
Una de las grandes obsesiones de los arquitectos a la hora de diseñar un estadio es que se respire fútbol: «Desde el punto de vista futbolístico, San Mamés, aunque está mal que lo diga, es el estadio de fútbol moderno más puro que existe hoy en día. Hay estadios que me gustan mucho como el del Tottenham y bueno, el futuro Camp Nou remodelado también».
El triple debate en los estadios
A la hora de construir nuevos recientos deportivos hay tres factores a tener en cuenta y sobre los que existe debate: jugar con lluvia o sin ella, ver el fútbol de pie o todos sentados y vender o no alcohol en los estadios.
- «¿Quiere el fútbol perder una parte de su épica por la climatología y por el estilo de los equipos?», afirma Rodríguez. «No sé si dejar de tener esto es una pérdida. La épica de un campo mojado, incluso embarrado… El fútbol se puede jugar descubierto e incluso se debe, con épica, con jugadores manchados de barro…».
- «¿Y lo de ver el fútbol de pie? El proyecto de recuperar el fútbol de pie como está ocurriendo en Alemania es algo que puede condicionar la construcción de nuevos estadios. En San Mamés existe esta zona y seguramente irá creciendo en más estadios de Europa respetando la normativa», señala Diego Rodríguez.
- «¿Y lo de vender alcohol en los estadios? La normativa lo impide salvo en las zonas VIP, pero no tiene sentido que se generen zonas de restauración en los estadios si al aficionado se le prohibe el consumo dentro y se fomenta hacerlo en los alrededores del campo. Deberíamos hacerlo dentro y controlado», comenta César Azcárate. Lo de beber alcohol solo para ricos, que son aquellos que van a las zonas VIP, es un sinsentido de una norma que no existe en muchos rincones de Europa.
¿Cómo serán en 2050?
En los nuevos estadios modernos la arquitectura va más por cubiertas, vídeomarcadores 360 y zonas de ocio y gastronomía: «La FIFA va exigiendo en las regulaciones que hace para los Mundiales, que todos los estadios se cubran porque es un elemento que dota no sólo de confort a los espectadores, sino que también permite una mejor acústica, una sensación de fútbol mucho más potente».
«La sostenibilidad es otro de nuestros grandes retos, ser más sensibles con el medio ambiente, pensar en ser más eficientes, en recuperar aguas, incluso en remodelaciones de estadios tratar de mantener lo que se pueda siempre y cuando estén funcionalmente capacitados para todas las tecnologías que hay que incorporar. La estética, la acústica, el diseño y todo lo que envuelve a un estadio es clave, además de la innovación», señala.
La ciencia avanza muy rápido y pocos pueden imaginar cómo serán los estadios en 2050, con más confort y seguridad. Azcárate hace una reflexión sobre cómo serán en un futuro: «En los diez años que ha pasado desde la construcción de San Mamés hasta hoy ya hemos visto muchos cambios. La tecnología ha evolucionado muchísimo y lo va a seguir haciendo. Lo estamos viendo con la inteligencia artificial ahora. La tecnología incorporada no solo a la experiencia del espectador dentro, sino también fuera. Es un mundo que está todavía por venir y estamos expectantes porque lo vamos a ir descubriendo poco a poco».