
Paulo Pezzolano, técnico uruguayo del Real Valladolid, fue otro de los protagonistas que se pasó por este MARCADOR Fin de Semana para evaluar lo que le ha dejado una temporada de grandes emociones en LaLiga Hypermotion. Una que le ha llevado por el reto de devolver al club pucelano a Primera División, en medio de muchos cuestionamientos hacia él y la institución, hasta la inmensa alegría y liberación de conseguir el objetivo más importante de la temporada.
«No creo haya sido un año complicado, sino diferente. En cualquier club hay que trabajar mucho, pasar por momentos buenos y malos, y más cuando es un campeonato largo de 42 fechas y que se te hace semana a semana. Pero fue un año de mucho crecimiento», evalúa Pezzolano, en charla con Pablo Villa.
Es inevitable hablar de su relación con la afición blanquipúrpura, a raíz de su reciente polemica por unas declaraciones que, según el míster, fueron tergiversadas. «Fue expresarme mal, se entendió mal, porque sabemos que en todas las ciudades hay dos personas así y no una ciudad va a pagar por eso. Yo eso nunca lo dije, por eso siempre digo que hay que escuchar las notas, no leerlas. Y lo del balcón fue un tema de humor, de broma, de salir rápido de eso para que disfrutara lo que tuviera que disfrutar con los jugadores. La gente acá en la ciudad es espectacular, te los encontrás en la Plaza Mayor son muy cálidos, son increíbles».
¿Cómo hizo para resistir el aluvión de críticas a lo largo de toda una temporada? «El entrenador es la cara visible del último descenso y tenés que asumir esa responsabilidad, sin duda… A partir de eso, yo opto por blindarme y blindar a ese vestuario y asumir toda esa responsabilidad. Y fue la manera que elegimos para lograr este ascenso. Cuando pasás raya y ves todo, fue un año espectacular. Salió todo muy bien y pasan los días y la gente lo está valorando mucho más, y a mí me da orgullo».
Pezzolano entendió la dificultad de consolidar un equipo con las limitaciones propias de la categoría y de su entorno. «Mi base es el juego de tener el control del juego con el balón, de tener oportunidades de gol que el rival, a partir de la tenencia del balón. Si yo hacía eso, no teníamos el tiempo ni la característica de jugadores para hacerlo. Así que yo tenía dos opciones: O me voy o me adapto a las características adaptarme a las características de jugadores que tengo… No me planteé irme; la verdad, puse al club y a la ciudad por encima del modelo y del entrenador. Y si yo hubiera tenido que tomar esa decisión en Primera División, la tomo, y lo hago con hechos. A veces, cuando tenemos un modelo, pensamos que hay solo una manera que conseguir los resultados, y este año fue de mucho crecimiento en ese sentido».